De todas las sanciones impuestas a Rusia a todo tipo de productos las más limitadas y flexibles son las del gas y ahí empieza la paradoja en la compra del gas a Rusia. España adquiere mucho más que antes.
El gas preocupa y mucho. La factura del gas en 2021, fuera de la tarifa regulada, fue el doble que la de 2020. Y a su vez la de 2022 también volverá a multiplicarse por dos. Es decir, en apenas un par de años va a ser cuatro veces superior. La situación en España no es complicada a pesar de ser uno de los lugares de Europa con mayor dependencia de los hidrocarburos. Por eso, ante el temor de una escasez de suministro el problema aquí va a ser económico. Menos cantidad, más caro y una caída del PIB muy importante. Si en Alemania podría caer hasta un 3% aquí sería aún mayor hasta el 10%. Complicada situación en la que además se vive una gran paradoja. Teóricamente, con las sanciones en Rusia en vigor, se les debería estar comprando cada vez menos gas, pero está sucediendo lo contrario.
“Aunque no esté incluido expresamente en los paquetes de sanciones adoptados por la Unión Europea… es recomendable que los comercializadores reduzcan este tipo de importaciones”. Teresa Ribera.
Sí, se han incrementado las importaciones de gas ruso en España. No es el país de Europa en el que más han crecido, pero la tendencia es al alza. En la primera mitad del año la mayor parte del gas ha llegado desde Estados Unidos. El principal proveedor de España con más del 34% del total. Por cierto, ha multiplicado por cuatro la cantidad que hasta ahora enviaba. Detrás ya venía Argelia con un 25% de las importaciones, aunque ha caído un 40% en tasa interanual. Por su parte Nigeria aporta el 14% y en cuarto lugar aparece precisamente Rusia con más del 10%. El problema es que las compras del gas ruso, pese a las sanciones, se han incrementado un 4,3% en esta primera mitad del año y solo en junio ya ha superado a Argelia en la lista de proveedores.
No hay que darle muchas vueltas para encontrar la explicación. Tal y como ha contado, Jorge Morales de Labra en Hora 25 de los negocios de la cadena SER, responde exclusivamente a razones de precio. El gas de Rusia es más barato que el que llega desde otros lugares del mundo. Tan sencillo como eso. Antes de nada, con todo esto del veto a los productos y materias primas rusas, hay que tener en cuenta una cosa. Si no lo vende el problema energético en el mundo sería aún mayor. Por cierto, China e India son los que más han aumentado su compra, y les están lloviendo críticas por todas partes. Aun así, y aunque cueste reconocerlo, es fundamental para el desarrollo de las economías y afectaría a todos los países del planeta. Sin ir más lejos a España. Llegarían menos metaneros de otros lugares. Más competencia y mayor precio.
“Ahora bien, puede ser quizá por contratos que ya estaban previstos de antes, pero quizá sea conveniente que se busquen vías alternativas”. Teresa Ribera.
Rusia es el principal exportador mundial de gas con mucha diferencia. De hecho, cuando la UE ha tardado tanto en imponer sanciones a esta materia prima es por algo. Además, cuando lo ha hecho han sido tan limitadas que es casi como no hacerlo. Por eso, las comercializadoras pueden seguir operando de esta manera. Europa no puede permitir prescindir del gas. Y así, lo que pasa realmente es que hay empresas que literalmente se están forrando con este negocio. De este modo, lo compran muy barato y luego lo venden a los consumidores al precio más caro. Al que cotiza en el mercado holandés que es el de referencia para este producto. Por tanto, se quedan con la diferencia. Más ingresos y eso también son beneficios caídos del cielo consentidos por la especial situación energética. Difícil solución…