Ni nucleares verdes ni grises. Ante un corte de gas de Rusia ni siquiera España tiene un plan B porque es uno de los países mejor preparados de Europa para hacer frente a esta situación.
Sin duda, España está mucho más preparada que otros países de Europa ante un posible corte de gas de Rusia. El plan A es tan bueno que no hay plan B. Por eso, lo primero que hay que tener en cuenta es que de momento no ha habido un corte en el suministro. Tan solo se trata de una parada de mantenimiento del principal gaseoducto que lo trae hasta el continente. El llamado nordstream 1 que recorre el Mar Báltico desde Rusia hasta Alemania. Revisión que estaba planificada desde hace meses y que, en principio, solo va a durar 10 días. Eso sí, desde hace algunas semanas existe el temor de que esas operaciones de puesta a punto se pueden alargar más de la cuenta. Así, de confirmase esta amenaza habría muchos países de la Unión Europea que podrían pasar serias dificultades. Sobre todo, para poder pasar el invierno.
Mayor independencia. Mientras España cuenta con la mayor concentración de regasificadoras de Europa, otros como Francia tienen la mitad o incluso ninguna como en el caso de Alemania.
La época del año en la que más se utiliza. Más de la tercera parte del gas que se consume en el continente se utiliza para calefacción. Tal es esta situación que podría llevar a restricciones en algunos lugares, pero no en España. La clave está en la diversificación. Varios puntos de acceso o entrada de esta materia prima y, además, de muy diferentes países. No solo por el gaseoducto que, a través del Mar de Alborán, lo trae desde Argelia. Hay más… También hasta seis regasificadoras que permiten su entrada en barcos de lugares muy diversos. Incluidos los de Rusia. Curioso porque en el último mes se ha convertido en el segundo proveedor de España tan solo por detrás de Estados Unidos. Mayor cantidad incluso que la que llega desde el Norte de África. Auténtica paradoja en tiempos de guerra, pero el gas no entiende de sanciones.
Y, precisamente, esto está muy relacionado con el potencial de España para convertirse en una de las grandes potencias europeas del gas. 6 regasificadoras suponen la tercera parte de todas las que hay en el continente y eso son buenas noticias. Llegan más barcos metaneros que nunca antes y los de Rusia son más baratos que los de cualquier otro lugar del mundo. La única razón por las que se han intensificado las importaciones de este país es el precio. Además, ahí es donde surgen los beneficios caídos del cielo de algunas compañías gasistas. Sí, también los tienen como las eléctricas y, por eso, el nuevo impuesto es a todas las energéticas. Compran gas de Rusia que es más económico y lo venden al precio que marca en el mercado. Por cierto, bastante más caro. Sea como sea, al final lo importante es que España tiene gran ventaja.
En los próximos 10 años se invertirá en renovables el equivalente al 75% del PIB y que las nucleares sean consideradas como verdes significa que se pueda invertir en mejores condiciones.
Eso sin contar con la capacidad de poder diversificar. Por este motivo, en ningún caso, en España habrá problemas de suministro, aunque el precio se puede disparar como ya lo está haciendo. Aún así, las nucleares tampoco son la solución ni siquiera el considerarla verde como ha hecho la Comisión Europea. En otros países se puede pensar lo contrario, pero aquí no. Sencillamente porque en estos momentos no hay ninguna compañía interesada en hacer la inversión que se necesita para construir una central de este tipo. Sobre este tema en los últimos meses se ha generado un debate imparcial e interesado. Lo ha creado el propio sector buscando no la construcción de nuevas instalaciones sino prolongar la vida útil de las existentes más allá de los plazos acordados. Por tanto, es irrelevante que se piense que es gris o verde.