Ofertas para los clientes que vienen y penalizaciones para los que ya están. Muy parecido a lo que pasa con las compañías de telecomunicaciones o seguros. Este es el motivo por el que a unos les sube la tarifa y a otros no.
¿Dónde está la bolita? ¿Estará aquí? Hasta hace poco quien disfrutaba de un buen precio fijo en la tarifa de la luz, tenía un tesoro. Consiguieron sortear lo peor de la crisis energética pagando menos por la electricidad que en las variables. Sujetas a las fluctuaciones del mercado mayorista estás últimas llegaron a superar los 0,45 euros/kWh mientras que las primeras se mantenían estables. Sin embargo, la cosa ha cambiado y la tendencia se ha invertido. Gran contradicción. Bajan las variables y las que sube son las fijas cuando llega la hora de renovar los contratos. Además, no es que lo hagan un 5% o un 10%. En muchos casos se llegan a duplicar o, incluso, un poco más. Así, ahora mismo, un buen precio estaría entre los 0,14 euros y los 0,18 por kWh.
Lo raro es que no a todo el mundo le sube. A la mayoría sí, pero a otros no. Directamente se los mantienen sin apenas actualizar. Muy extraño, pero es algo que tiene su explicación y se puede encontrar cualquier domingo en cualquier plaza de las zonas turísticas. Está ahí, a la vista de todos sobre una mesa de camping con tres cubiletes encima. Lo que sucede con la factura de la luz es un auténtico juego de trileros por parte de las eléctricas. Ya se sabe… que el truco es que aprovechan el descuido y la confusión. Y eso mismo es lo que ha sucedido con todos los cambios legislativos que se han producido para minimizar el impacto de la crisis energética. Ha habido tantos y tan rápidos que al final nadie se entera de nada.
Pasa un poco como en el confinamiento cuando una semana no se podía salir, la siguiente solo una hora a pasear durante una franja concreta… y al final ya nadie sabía si también había que tener puesta la mascarilla también en casa. Todo ha generado gran desconcierto. Sea como sea, ahora mismo en España hay un 30% de la energía que tiene un precio mucho mejor que para el resto. El problema es que está en manos de las grandes eléctrica y ninguna otra compañía en el mercado puede igualar esa oferta. A pesar de todos los cambios regulatorios, tienen autorización para mantenerlos y lo están utilizando como herramienta promocional. Es decir, que en vez de mantenerlo bajo a los clientes que ya lo estaban disfrutando lo que hacen es el siguiente juego:
A quienes ya llevan un año con una tarifa muy competitiva y ya les tocaba renovar el contrato se lo actualizan duplicándosela. Lo que pasa después es muy sencillo. Ese precio bueno que queda disponible se lo pasan a un nuevo cliente.
Sencillo y efectivo. Por eso, ahora algunos consumidores están recibiendo notificaciones para renovar los contratos, siempre al alza, y el precio antiguo lo utilizan para captar nuevos usuarios de otras compañías. Por este motivo, y ante ese juego de trileros que se está produciendo la solución sería sencilla: ¡cambiarse de comercializadora! Van pasando de unos a otros el 30% de la energía a buen precio. Además, lo hace así por un motivo. En un buen número de casos, el consumidor, ya sea porque no entiende la carta de renovación, por pereza o por cualquier otro motivo, no buscará una alternativa mejor y permanecerá a pesar del incremento. Se premia y trata mejor al nuevo cliente que al que lleva muchos años en la compañía. Al final, está claro. Como en los juegos de trileros solo se gana cuando quien maneja la bolita lo decide así.