Con la subida del precio de la luz el peso de los costes regulados en el recibo es cada vez menor y aún así se puede reducir todavía más revisando la potencia contratada. Hasta 40 euros al año por cada kW que se consiga reducir.
Al ritmo que lleva el precio de la luz podría hacer que los recibos suban hasta un 25%. Demasiado para la mayoría y no todo sirve para contenerlo. Mucho se habla de la parte fija del recibo, pero lo cierto es que la que sube es la variable. Lo que cuesta la electricidad en el mercado mayorista que lo peor de todo es que no se sabe cuando va a tocar techo. Eso si es que lo tiene. Nadie lo sabe porque la realidad es que depende de mercados externos en los que España no tiene un gran peso. Cuestión geopolítica donde es difícil hacer previsiones. Hasta hace bien poco el límite era de 180 euros MWh. No estaría tan lejos, pero la verdad es que recientemente se ha subido hasta los 3.000 euros. Por eso, el debate gira ahora en torno a lo que se puede hacer para reducirlo.
Las soluciones son de todo menos fáciles. Hay milmillonarios beneficios en juego. De ahí que muchos interesadamente quieran centrar la atención en el peso de los diferentes componentes del recibo de la luz. Concretamente en los costes regulados y los impuestos de los que aseguran ser responsables del 70% del total del recibo. Todo lo contrario, esa parte no es la responsable de la subida. Es más, cuanto más sube la electricidad menor es su proporción y, además, se puede minimizar aún más su impacto. Así, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Días de verano de TVE, puede que las cifras fueran correctas hace un año con precio de mercado de 40 euros por MWh. Por cierto, la media de la última década. Tanto ha subido el coste de la energía que el consumo ya es más de la mitad del recibo.
Entender la factura no es nada fácil y al final con lo que se queda el consumidor es con lo que va subiendo el recibo mes a mes y no sobre qué partes son las más afectadas.
Con la rebaja del IVA, los impuestos ya no llegan al 15% si se le suma el Especial de Electricidad. Así, los costes regulados son algo más de la tercera parte. Las cuentas salen, pero eso sí, tampoco hay que confundirlos con los anteriores. No se pueden meter en el mismo saco porque son costes del propio producto eléctrico. El ejemplo más claro es el del transporte. Precio regulado por llevar la energía hasta casa porque no hay competencia a la distribución, pero de ahí a decir que es un impuesto va un trecho. Por tanto, aquí también hay margen de mejora y la potencia contratada tiene mucho que decir, pero tampoco hay que dejar de lado el verdadero problema: el precio de la energía en el mercado que es la única parte que no deja de crecer.
Sin duda revisar la potencia contratada puede aliviar en parte los recibos. De hecho, debería ser una medida casi obligatoria y más en situaciones de altos precios como la actual, pero hay que tener en cuenta que hay grandes diferencias dependiendo del tipo de usuario. En el ámbito doméstico la potencia se controla a través del ICP. Lo que coloquialmente se llama que salten los plomos. Antes estaba en el cuadro eléctrico, pero ahora es digital y se encuentra dentro del propio contador. En cualquier caso, ya se sabe… en cuanto se conectan más electrodomésticos de la cuenta y se supera un límite máximo, se hace la oscuridad. No pasa nada. Tampoco tiene graves consecuencias más allá de reiniciarlo. Tan solo es un aviso, pero hay otro consejo: si no saltan al menos dos veces al año es que se tiene más de la que se necesita.
El precio de la electricidad se ha triplicado y, por eso, el peso de la parte del consumo en la factura de la luz ha subido al 50%. Costes regulados e impuestos (15%) suponen la otra mitad.
Buenas noticias, porque por ahí se puede empezar a ahorrar. 40 euros al año por cada kW que se consiga reducir en la parte de la factura de los costes regulados. Por eso, el peso en la factura de este componente puede ser incluso menor. Con los actuales precios de la luz no es mucho, pero puede tener cierto impacto. Sin embargo, en comercios e industrias no funciona exactamente igual. No les saltan los plomos nunca para que puedan seguir en todo momento con su actividad. En cambio, lo que tienen es penalizaciones que suelen aparecer detalladas en la factura. De ahí que la primera recomendación para empresas, pymes, autónomos e incluso comercios sea ver si aparecen en las suyas. Así, en caso negativo pueden y deben rebajarlas para reducir su parte fija del recibo.