El precio más bajo de todo el año. Se nota en la calle, más en la gasolina que en el diésel y, especialmente, en las estaciones de servicio. Hasta 20 euros menos por depósito, pero ¿por qué ha bajado tanto desde el verano y hasta cuándo va a durar?
No, no hace falta ponerse ya mismo a hacer cola en las gasolineras. La tendencia general la marca el precio del barril de petróleo que tuvo su máximo anual el pasado mes de septiembre con más de 90 dólares por barril. Tampoco es una gran diferencia porque a lo largo de 2023 ha oscilado entre los 70 de mínimo durante el mes de junio y esa otra cantidad con la llegada del otoño. Ahora está justo a medio camino; a 80 dólares por barril. Buenas noticias porque ahora mismo hay una gran tensión en el mercado y dentro de lo que se ha llamado la OPEP Plus. Es decir, la ampliación del cártel a otros países productores entre los que destaca Rusia, entre otros. La razón fundamental de este tira y afloja es que no se ponen de acuerdo en las perspectivas del consumo en el medio y largo plazo.
Además, las previsiones de la AIE hacen crecer esas tensiones. Este año por primera vez ha anunciado que el consumo de petróleo tocará pico antes de 2030 y eso no ha gustado a los miembros de la OPEP.
Precisamente, como contrapunto a la OPEP está la Agencia Internacional de la Energía. Se creó en los años 70 del siglo pasado como la unión de los países que consumen petróleo, pero que no lo producen. Además, lo hicieron con un objetivo claro. Evitar que se produjera una crisis energética como la que tuvo lugar en esa misma década y que prácticamente obligó a parar la economía mundial con unas consecuencias catastróficas. Por este motivo, desde su fundación hasta hoy la AIE se ha mantenido siempre prudente. Ha tratado de evitar una nueva burbuja que desencadene una situación similar. Este es el motivo por el que suele ser muy conservadora en las previsiones de la demanda que realiza todos los años. Siempre anticipa que va a ser superior a la que finalmente es y esto mismo es lo que está sucediendo, pero con una diferencia.
Se llevaba tiempo esperando. Por primera vez en la historia durante el pasado mes de octubre la Agencia Internacional de la Energía ha anunciado que el consumo de petróleo y, por tanto, la demanda, va a tocar pico antes de 2030. En poco más de 5 años y en esto los productores no están de acuerdo. Se niegan a ver la realidad y dicen justo lo contrario. Es decir, que la producción seguirá aumentando año a año más allá incluso de esa fecha. También aseguran que se deben aumentar las inversiones en exploración. La razón es que consideran que en los próximos años todavía va a ser necesario extraer una mayor cantidad de esta materia prima. Contradicción total porque así los que manejan la información tienen opiniones contrapuestas. Mientras la AIE dice que ya se está llegando al límite, la OPEP considera que hay que seguir produciendo más y más.
Y esto provoca profundas tensiones entre los distintos miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Todo porque ahora, hoy, ya se sabe que gran parte del crudo que ya está explorado e incluso contabilizado se va a quedar bajo tierra y nadie quiere que sea el suyo. Comienza un juego entre los socios de la OPEP para ver quién es el tonto, si se permite usar la expresión que se va a quedar con el petróleo en los yacimientos mientras que el resto lo vende ahora a buen precio en estos momentos que todavía hay demanda. Este es el motivo por el que algunos como Angola se han desmarcado de las cuotas que les corresponden y están haciendo un poco lo que les da la gana. Es decir, que a pesar de las reuniones en las que se habla de reducir o no una cantidad determinada de barriles…
Luego acaba siendo siempre bastante más porque nadie quiere ser el último y esto genera una gran tensión. Ya empiezan a vislumbrar también que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin y se nota en el precio.