La época del año en la que más se viaja por carretera y eso aumenta la demanda y también los precios, aunque no haya cambios relevantes en los mercados. Entonces, ¿es cierto que justo suele subir la gasolina antes de vacaciones?
Los clásicos de las vacaciones. El precio que hay que pagar para disfrutar de unos cuantos días de descanso. Cerrar las maletas, que no siempre es fácil; los “me aburro” y los “cuánto falta para llegar” porque ya no hay canciones ni juegos infantiles; los atascos y las retenciones, parece que se ponen de acuerdo para hacer todas las obras en julio y atasco… Todos preocupan y hasta asustan un poco, pero hay uno que destaca sobre todos los demás: pasar antes de salir por la gasolinera. Ya no nos acordamos, pero el año pasado por estas fechas el precio de la gasolina y del diésel estaba por las nubes. Luego bajó bastante hasta que de repente, justo antes de ir a coger el coche para ir de veraneo ha vuelto a repuntar. Casualidad o no, pasa todos los años.
Según datos del boletín petrolero de la Unión Europea solo entre el 11 y el 17 de julio el precio medio de la gasolina se situó en 1,6 euros mientras que el gasóleo costó más de 1,45 euros.
Tan frecuente que ya el mayor entretenimiento en los desplazamientos por carretera ya no es buscar matrículas capicúas o coches amarillos sino buscar la estación de servicio más económica. ¿Por qué sube si las circunstancias aparentemente son las mismas? Sí, la guerra continúa, pero también estaba la situación complicada en Ucrania durante el pasado mes de mayo. Lo mismo sucede con los días de la semana. Circula, nunca mejor dicho, por las calles el rumor de que es más barato llenar el depósito los lunes y peor los viernes. Por cierto, otra vez justo antes de arrancar los motores para salir de fin de semana. Bien, pues es cierto, porque suele ser la jornada en la que las gasolineras comunican sus precios a la Unión Europea. Salvo contadas excepciones no suele fallar nunca. Así que hay que tomar buena nota.
En cuanto a la operación salida… lo primero que hay que tener en cuenta es que, aunque no hay eventualidades tan graves en estos momentos como las del año pasado, siguen existiendo no pocas circunstancias determinadas que le afectan. Eso sí, son diferentes. Es decir, las propias de un mercado tan complejo como el del petróleo. Por este motivo, hay que poner en contexto las recientes subidas. Respecto de la semana anterior, el precio estaba en 1,43 euros en el caso del diésel y de 1,59 para la gasolina. Por tanto, el incremento ha sido ligero, pero ahí está. De en torno al 1%. 0,02 euros por litro en el peor de los casos. Nada comparado con lo que sucedió durante el verano. Por cierto, cuando todavía estaba vigente el descuento de los 20 céntimos a los carburantes. Antes de sacar conclusiones hay que saber otra cosa.
Hace un mes el barril de brent cotizaba a 75 dólares y ahora lo hace a 80. Incremento del 7% en 30 días. Más o menos normal porque no hace mucho tiempo el petróleo estaba muy por encima.
Así, los combustibles marcaron mínimos del año hacia mediados del mes de mayo de este mismo año y luego han ido subiendo ligeramente. Por eso, la explicación a los recientes incrementos se encuentra en otro factor. En el mercado de los combustibles hay una estacionalidad muy grande que coincide con la llegada del verano y del buen tiempo. Normalmente con las operaciones salida de las vacaciones cuando hay una mayor demanda y eso encarece el precio de ambos combustibles. La época del año en la que más se viaja y se utiliza el automóvil y no solo para llegar al destino de vacaciones. También con infinidad de desplazamientos y trayectos más cortos. Cierto, que tanto el precio de la gasolina como del diésel se han incrementado en el último mes un 5%, pero es algo que está dentro de las previsiones y en la media del sector.