Retos y oportunidades: 10 propuestas de energía para una rápida recuperación económica tras el impacto del coronavirus y para minimizar sus consecuencias sociales.
No hay duda, la salud es lo primero. Siempre lo ha sido y lo seguirá siendo, pero una vez recobrada es hora de empezar a pensar en recuperarse de las otras secuelas y consecuencias del coronavirus. Sí, las físicas en primer lugar, sin olvidar también las sociales y económicas. Nada volverá a ser lo mismo. Todo ha cambiado mientras se miraba por la ventana. Sin embargo, lo que ahora espera ahí afuera puede estar lleno de nuevas oportunidades. Eso sí, solo si se saben ver. Las posibilidades son infinitas, aunque lo datos son negativos, no hay que engañarse. No hay más que mirar al cielo para darse cuenta que el 94% del trafico ha desaparecido. Malas noticias, sin duda. Tan malas como los 3,5 millones de desempleados que ha dejado el virus en tan solo un par de meses. Se va a necesitar mucha energía para recuperarse del todo.
El sector energético, en plena transformación hacia un modelo limpio, barato y social, ofrece una oportunidad única para crear empleo estable y cualificado
Solo para hacerse una idea, se espera que la caída del turismo sea del 34%. El motor de un PIB que se prevé que descienda en al menos un 8% y la inflación cerrará en negativo. Tampoco hay que hacer mucha cuenta, las previsiones van cambiado a diario como el IBEX 35 que nadie recuerda tan bajo. Sin duda, un frenazo económico que impulsara aún más la desigualdad. Mientras el sector energético, en plena transformación hacia un modelo limpio, barato y social, ofrece una oportunidad única para paliar en cierta medida la situación. España goza de condiciones inmejorables para liderar este cambio a la vez que crea empleo cualificado, estable y de calidad. Tal es su importancia en este momento que, por este motivo, Jorge Morales de Labra ha hecho algunas propuestas para conseguir una ansiada y rápida recuperación total.
Pues eso, a nadie le puede faltar energía para afrontar lo que viene. Hay que recuperarse lo antes posible y es esencial (1.) crear un cheque energético para que nadie se quede atrás. Sí, un fondo virtual aportado por el Gobierno que cada beneficiario pueda decidir como repartir para afrontar los gastos de luz, calefacción, carburantes, … Eso sí, estos últimos con una pequeña limitación para incentivar el uso de energías limpias. Sustituiría al bono social, pero su importe también dependería de factores como renta, unidad familiar y, por supuesto, consideraciones como minusvalía, dependencia o violencia de género. Luz para todos cuando más se necesita.
Y a ser posible más barata. La bajada de los combustibles fósiles en las últimas semanas convierte al momento actual en el más idóneo para aplicar una (2.) reforma de los impuestos especiales de electricidad e hidrocarburos. Dividirlos en tres tramos (emisiones, consumo y uso de infraestructuras) es lo justo, como también lo es irlo haciendo progresivamente. Poco a poco. Debe haber tiempo para adaptarse, como a todo en esta situación de nueva normalidad. Así, además se fomentará la eficiencia energética y la optimización de recursos. Sí, todo para que pague más el que más contamina y, como se suele decir, no paguen justos por pecadores.
Así, cuanta más proporción de renovables tuviera el recibo de la luz menos impuestos se pagarían. Energía más económica para todos con la (3.) exención a las renovables de impuestos especiales. El del nuevo tramo de emisiones está claro, ¿verdad? Si no las hay no se aplica. Más barato y dispararía la demanda de energía verde. Sencillo, efectivo y, además, aceleraría la transición energética y crearía decenas de miles de nuevos puestos de trabajo que también se necesitan. Lo mismo sucede con el impuesto sobre el valor de la producción. No tiene sentido gravar por igual a todas las fuentes de energía al 7% sin tener en cuenta su carácter ambiental.
Energía más limpia y, sobre todo, más barata. Por eso, es más importante que nunca (4.) convocar de forma inmediata subastas de renovables y almacenamiento. Permitirían que la rebaja en los costes de producción se trasladara, directamente, al recibo de la luz de los consumidores y no a las cuentas de resultados de las grandes eléctricas. Eso sí, para conseguirlo deben garantizar un precio a largo plazo a los productores y ser convocadas con cierta periodicidad. Al menos dos veces al año para garantizar la competencia y que la evolución descendente de los costes se traslade a los precios. Electricidad verde al alcance de todos.
Y eso quiere decir para todo el mundo. A nadie se le escapa que las renovables ya son, de largo, las tecnologías más baratas para producir electricidad también en los hogares. Ya no son cosa de grandes fortunas y de chalets. Así que es necesaria una (5.) ampliación del ámbito del autoconsumo. Más allá del propio tejado y de los 500 metros que marca la legislación para hacerla llegar aún mas lejos, pero siempre dentro de la misma subestación. Las posibilidades son enormes. Tejados de hospitales, colegios, polideportivos, polígonos industriales, … compartiendo energía y haciendo que la de sus vecinos sea más económica.
Las renovables ya son, de largo, las tecnologías más baratas para producir electricidad. Con las actuales baterías, lo son incluso en horas en las que no hace sol ni viento.
Son solo algunas ideas para afrontar con mucha energía la recuperación económica tras el impacto del coronavirus, pero aún hay muchas más. La habilitación del intercambio solar o el IVA superreducido para la nueva energía, son solo algunas. Otras pasan por la implantación de medidas concretas que fomenten la sostenibilidad y un nuevo modo de vida más respetuoso con el medio ambiente. Así, incentivar a las empresas para que reduzcan las emisiones del transporte de sus trabajadores puede ser una gran idea. Hasta llegar a 10, aún hay más, y las contaremos todas en Próxima Energía.