En España un 10,5% de los hogares dispone de un sistema de calefacción central y de aquí a 2050 debería hacer la rehabilitación energética de más de 300.000 viviendas al año para cumplir los objetivos de emisiones de la Unión Europea.
Uno de los mayores problemas que tienen las calefacciones centrales es que los usuarios no perciben el derroche. Por eso, cuando se habla de actualizar o renovar estos sistemas no solo se trata de cambiar de sistema o combustible. Es decir, es mucho más profundo. No es solo cosa de sustituir uno contaminante como puede ser el gas o el gasóleo por otro que no lo sea tanto como la electricidad siempre que se produzca con fuentes renovables. Debe ir más allá y buscar también un ahorro en el consumo. Si necesitas un punto de recarga para el coche electrico en próxima energia podemos ayudarte.Además, tiene que ser más eficiente. Disminuir la demanda es hacer que lógicamente el edificio gaste menos recursos y los repartidores de costes son la solución más inmediata y económica para conseguirlo. No es imposible.

En 2040 las calefacciones alimentadas con combustibles fósiles, gas o gasóleo, deberán desaparecer. El problema está en que en España hay 1.759.000 hogares en comunidades de vecinos con calefacciones comunitarias.
Un sistema de calefacción central bien hecho y planificado es más eficiente que uno individual. Resulta mucho más sencillo actualizar una sola caldera, por muy grande que sea, que 20 de cada una de las viviendas, aunque sean de menor tamaño. Por eso, este tipo de instalaciones son muy frecuentes, e incluso norma, en edificios de protección oficial y sociales. Eso sí, siempre, como obliga la Unión europea, con repartidores de costes porque ofrecen unas enormes posibilidades de monitorización. Muy útiles para aumentar la eficiencia. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones no basta con cambiar la caldera. La rehabilitación energética de nada sirve si no se acomete antes una reforma integral del edificio y se garantiza un buen mantenimiento. Lo normal en los casos en los que sea necesario es empezar la casa por el tejado.
Europa no pide que se eliminen las calefacciones centrales. Solo que se descarbonicen porque no se trata de un sistema obsoleto. Todo lo contrario, pero lo que sí se ha quedado antigua es la fuente de energía que las alimenta.

Para conseguir mejorar la eficiencia suelen ser necesarias otras mejoras más profundas relacionadas con la estructura, el aislamiento o la eliminación de humedades, aunque siempre se suele comenzar con la accesibilidad de los edificios. En las comunidades con vecinos de edad avanzada se priman las reformas que garantizan la movilidad y eso solo cuando hay recursos porque todo el mundo se echa a temblar cuando llegan las derramas. No siempre es posible y los fondos europeos Next Generation no son suficientes. Proporcionan un buen impulso, pero no alcanzan por sí solos. De aquí al 2050 España debería rehabilitar del orden de 300.000 viviendas al año para cumplir los objetivos. La realidad es que apenas llegan a las 35.000 porque los trámites administrativos son largos y, sobre todo, complicados.