Sanciones, sanciones y más sanciones… pero renunciar al gas de Rusia no es tan sencillo. Europa lo sigue comprando mientras que Ucrania pide que se cierre definitivamente el grifo, ¿es viable?
No es imposible, pero en ningún caso sería algo inmediato. Nada de eso de un día para otro, aunque a largo plazo sí que se podría prescindir del gas de Rusia. Quizá para dentro de 10 o 20 años. Antes es realmente difícil conseguirlo y mucho menos de aquí al próximo invierno. Ahora mismo el 40% del que se consume en Europa viene directamente desde allí por alguno de los gaseoductos que están operativos. Casi la mitad, que no es poco. Por tanto, renunciar o, por lo menos, reducirlo traería graves consecuencias, sobre todo, para la economía. Más graves en el Norte y centro de Europa y, especialmente en Alemania, que en España. Incluso podrían ir más allá… ¡Hasta las restricciones en el consumo de gas!
Sí, a un racionamiento en el uso de esta materia prima que podría llegar también al ámbito doméstico. Pueden ser de varios tipos, por ejemplo, con limitaciones en la utilización de los sistemas de calefacción. Solo se podría llegar a encender en determinados momentos y durante un tiempo determinado. Es decir, un número concreto de horas al día. Sin embargo, en España no se llegaría nunca a este extremo. No afectaría tanto porque la mayor parte del suministro viene de otros países. Desde Argelia a través del gaseoducto del Mar de Alborán y por barco desde otros lugares como Estados Unidos o Qatar, entre otros. Aquí por tanto el problema no sería tanto de cantidad sino más bien de precio.
Así, si finalmente Europa renuncia al gas de Rusia el precio del gas natural podría superar los 200 euros/MWh fácilmente cuando lo normal hasta hace poco es que no llegara a los 25. Además, traería más consecuencias para la economía que se sumarían a las que ya se sufren desde hace meses. No es nada sencillo… Por eso ya se han tomado medidas para reducir la dependencia del gas ruso. Estados Unidos, sin ir más lejos, se ha comprometido a incrementar sus exportaciones en un 68%, pero aún haría falta mucho más. Por tanto, como ha recordado Jorge Morales de Labra en Informativos Fin de semana de Telecinco, la clave está en reducir, en la medida de lo posible, el consumo sin tener que tomar medidas demasiado drásticas.
“También pide que todo el mundo haga un esfuerzo individual para recortar el consumo de gas igual que se hace con el de agua cuando hay sequía o al ponerse una mascarilla para combatir el Covid-19”. Josep Borrell.
Algo que, por cierto, también tiene que ver con aquella recomendación tan polémica de Josep Borrell de bajar un grado el termostato de la calefacción. No es ninguna tontería. Con ese gesto tan sencillo se puede llegar a reducir en un 7% el consumo. Ni más ni menos que el equivalente a todo el que llega a España desde Argelia, que no es poco. Aún así se seguiría dependiendo de Rusia. Mientras Italia y, precisamente el país del Norte de África, han consolidado su relación como socios estratégicos. Así, incrementará de forma gradual la cuota de gas natural en el mercado italiano. Noticia que podría perjudicar los intereses de España en un contexto de crisis energética con el gas como gran protagonista que podría hacer tambalear a toda Europa.