Está claro, agua pasada no mueve molino ni rebaja el precio de la luz… como tampoco lo hace el viento de ayer ni el sol por la noche. Por eso, la sequía preocupa. Esta es la relación entre elementos naturales y electricidad.
Siempre pendientes de la meteorología y de todos los elementos naturales. Del viento y del sol, pero también del agua y del aumento de las temperaturas. No es normal que en abril haga ya el tiempo que debería llegar a finales de junio. Han fallado todas las previsiones. Preocupa y mucho la sequía y la falta de lluvia. Por la agricultura, la ganadería y, por tanto, la subida de los precios de los alimentos. Además, por el incremento de la factura de la luz ahora que parecía que había dado una tregua. No así, los bienes básicos y el IPC que como el calor no da tregua. Lo de marzo ventoso, abril lluvioso, este año no se ha cumplido. Por eso, como ha explicado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, hay que estar más pendientes que nunca del cielo y de cuatro elementos fundamentales:
Sol, viento, agua y las temperaturas que determinan el consumo en el ámbito doméstico. En estos momentos hay muy poca demanda de electricidad porque no hace ni frío ni calor. Suaves que hacen que el gasto energético sea moderado. No hace falta ni encender la calefacción, pero tampoco poner el aire acondicionado. Cerca del 33% de toda se utiliza para climatización, y el resto se lo reparten entre los transportes y otros usos como la industria. El tiempo acompaña al menos en este sentido. Luego, de las fuentes renovables que dependen de los fenómenos de la naturaleza hay dos que son muy similares en cuanto a su funcionamiento, solar y eólica, y otra que es muy diferente. La razón es tan sencilla como que mientras las dos primeras no se pueden almacenar, la última sí. Y eso lo cambia todo cuando se habla de generación eléctrica.
Además, cuando se habla de sequía hay que tener en cuenta otro factor. No están en la misma situación la de los embalses hidroeléctricos que los que se utilizan para el consumo humano directo o para la agricultura. No son los mismos, ni la cantidad de agua que guardan en su interior es similar a pesar de la falta de lluvia. En este sentido, hay una buena noticia y otra mala… Los que se utilizan para generar electricidad no están tan mal como el año pasado por estas fechas, aunque se encuentran por debajo de la media de los últimos años. Algo que se puede comprobar con solo echar un vistazo al boletín hidrográfico que todas las semanas publica el Ministerio para la Transición Ecológica. Hay una gran diferencia con los pantanos de uso consultivo que se encuentran en una situación extrema. La peor en 10 años.
Eso hoy porque lo que de verdad preocupa es que la situación se vaya agravando y más con la llegada del verano y las altas temperaturas. También tendrá su impacto en los recibos. De las lluvias torrenciales de diciembre y enero que obligaron a abrir las compuertas liberando el agua y la energía a precios casi gratis a una situación que se ha estabilizado a la baja. Lo normal sería que, en abril, aguas mil y los embalses se llenaran mucho más de lo que lo están haciendo en estos momentos. Ya no se llenarán y probablemente cuando llegue octubre y el otoño estarán casi vacíos. Precisamente en la época del año en la que más se utiliza la hidroeléctrica por la falta de otros recursos naturales con los que producir electricidad. Días más cortos son también menos horas de producción fotovoltaica para quedar a merced del viento.