Subvenciones a los carburantes, rebaja de impuestos, ampliación de bono social, recortes a las renovables, límite al precio del gas…, pero ¿qué soluciones se están dando en otros países al precio de la energía?
No hay fórmulas magistrales ni recetas milagrosas para atenuar el impacto de la crisis energética para los consumidores. Tampoco hay manual de instrucciones ni se actúa como una orquesta en la que todos los instrumentos se sincronizan para sonar en perfecta armonía. Eso sí, siempre atentos a los movimientos de la batuta del director y siguiendo unas reglas básicas. Pues con todo esto del precio de la luz no hay ni protocolos ni dirección. Por faltar faltan hasta los músicos. Tan solo se han dado una serie de recomendaciones. En realidad, no muchas y lo peor es que no se quiere dejar mucho espacio a la creatividad, a la imaginación ni a la improvisación. Así, es más complicado. Por eso, como ha contado Jorge Morales de Labra en El cascabel de Trece TV, en cada país se están tomando las medidas que consideran más oportunas.
Ni son tantos los impuestos, ni tampoco los más altos de Europa. Son solo dos e iguales en todo el país, aunque no se apliquen del mismo modo a los diferentes combustibles.
Eso sí, en la mayoría de los casos tienen un denominador común: afectan a la fiscalidad. Es decir, están relacionadas con los impuestos. De hecho, es la única recomendación que la Comisión Europea dio allá por el mes de diciembre. Insuficiente. Más que nada porque algunos países como España ya lo habían hecho antes. El IVA de la luz se bajó del 21% al 10% y la luz ha seguido subiendo. Por cierto, la reducción era temporal y ahora se ha vuelto a ampliar por segunda vez. Otros seis meses más y ya se sabe que lo normal es que a la tercera vaya la vencida y se convierta en permanente. También se hizo lo mismo con el Especial de Electricidad. Del 5% al 0,5% y mucho más no se puede estirar. Sin embargo, los de los carburantes o los del gas aún no se han tocado.
Tienen su complejidad, pero a cambio se ha subvencionado con 20 céntimos de descuento por litro en el caso de los combustibles y contenido artificialmente el precio del gas. Tampoco es una solución creativa ni original. Ya se han puesto en marcha medidas similares en otros países de la UE. Por eso, a lo que están esperando todos es a ver cómo funciona en España y Portugal la llamada excepción ibérica. Es decir, limitar el precio del gas en la generación. Así, dependiendo del resultado se abrirá la puerta a una intervención del mercado.
La esperan como agua de mayo que es el mes en que se podría comprobar. Eso sí, mientras se aguarda a ver cómo funciona, hay países en los que ya se están haciendo cosas un poco distintas. En Francia, por ejemplo, aunque su caso tiene algunos matices que marcan la diferencia. También las posibilidades de actuación. Allí, más del 70% de la energía eléctrica es de origen nuclear. Casi el mismo porcentaje que producen en España junto con las renovables. Por tanto, tienen los mismos problemas con los beneficios caídos del cielo y el propio funcionamiento del sistema, pero con una singularidad que cambia el planteamiento: la empresa que gestiona las centrales es pública. Por eso, han podido controlar los precios en la medida de lo posible. El Estado puede obligarla a no subir las tarifas por encima de cierto nivel.
Vía libre y carta casi blanca para poder hacer las reformas necesarias para bajar el precio de la luz en España y Portugal porque ahora para la UE la península ibérica es una isla energética.
Lo mismo pasa en Italia con Enel. También de propiedad estatal y esto simplifica bastante las cosas. Así es más fácil una posible intervención, por pequeña que sea, para hacer frente al alto precio de la energía. Mucho más sencillo que en Reino Unido donde el margen de maniobra es muy reducido. Tanto que el límite que tienen para el mercado minorista ya se ha duplicado. Idéntica situación que en España. La factura de la luz se ha duplicado respecto al año pasado y apenas cuentan con mecanismos de defensa.