No hace falta una bola de cristal para saber que el futuro de la movilidad es eléctrico y con emisiones cero. Además, las constantes subidas, sin luego bajadas, de la gasolina, le da la razón al coche eléctrico kilómetro a kilómetro.
Predecir el precio de la gasolina es prácticamente imposible. Un mercado que mueve miles de millones al año y que está sujeto a múltiples intereses y lleno de curiosidades. Por ejemplo, hasta marzo el diésel era más caro que la gasolina, y no es lo habitual. A partir de ahí la tendencia se invirtió. Lo normal por los impuestos. Algo que tiene mucho que ver con el estado de las refinerías y de las exportaciones internacionales de productos ya refinados. Tampoco tiene explicación lo del efecto cohete y pluma. Influyen infinidad de factores, pero uno sobre todos los demás, la OPEP. El cartel que decide todo lo que tiene que ver con cerca del 30% de la producción mundial de petróleo, que no es poca cosa. Empezando por la cantidad que se va a producir y, por tanto, sobre el precio. Por cierto, con el verano vuelve a subir.
El clásico del comienzo de las vacaciones. Según datos del boletín petrolero de la Unión Europea solo entre el 11 y el 17 de julio el precio medio de la gasolina se situó en 1,6 euros mientras que el gasóleo costó más de 1,45 euros.
No hay marcha atrás. En gran medida se está en manos de las decisiones de estos países y poco más se puede hacer. Prácticamente nada, salvo una cosa. Tan sencillo y complicado a la vez como eliminar la dependencia de los combustibles fósiles. No es fácil y además tampoco es algo que se pueda hacer de un día para otro. Requiere de una estrategia completa de cambio de modelo de movilidad y esto tiene mucho que ver con el coche eléctrico. Eso sí, los que ya lo tienen son plenamente conscientes de que España todavía no está preparada. Muchas son las precauciones que deben tomar antes de ponerse al volante y planificación para poder circular con normalidad. Para lograrlo todavía faltan muchas cosas… Desde una red de puntos de recarga más amplia a que los fabricantes desarrollen y vendan más vehículos de esta tecnología.
Más emisiones cero. Mientras en Europa ya se venden de media más del 10% de coches eléctricos en España no llegan ni a la mitad. Alemania 20%, Francia 15%, Portugal 11% son solo algunos de los ejemplos más próximos.
Existe la creencia de que son más caros y que apenas tienen autonomía, pero eso es solo lo que piensa en la calle. Muchos de los modelos actuales pueden alcanzar los 500 kilómetros. Distancia que está muy bien para un país del tamaño de España. Suficiente para cubrir casi cualquier desplazamiento con apenas una parada. Sin embargo, lo del precio es diferente. Sí, son más caros, pero solo porque no se han echado las cuentas bien. No se tiene en cuenta precisamente el ahorro en gasolina. Esa misma que desde que comenzó el verano no ha hecho más que subir. Con los actuales precios de la luz no llega al euro por cada 100 kilómetros.
Si se habla del precio de la gasolina, la dependencia de España es total salvo en materia fiscal. Más de la mitad del precio de los combustibles son impuestos y esa es la única parte en la que se podría intervenir para rebajarlo.
No hay combustible más barato porque más de 1,5 euros por litro de gasolina… el cálculo es muy fácil. Un coche que consuma 6 litros para recorrer esa distancia gastaría 9 veces más. Es decir, 8 euros de ahorro en trayecto tan corto. ¡Hasta el apartamento en la playa habría que multiplicarlo por al menos 4! Y eso empieza a ser dinero. La diferencia es enorme y más si se suman todos los desplazamientos que se realizan a lo largo de los 13 años de media que tiene el parque automovilístico. Además, también hay que tener en cuenta las subvenciones. Deducción directa de hasta 3.000 euros en el IRPF. Todo ayuda en el cambio de modelo energético.
Con independencia de las intenciones de la OPEP reduciendo la producción de petróleo no hay a corto plazo ninguna previsión de accidente que pueda provocar una gran modificación del precio de los combustibles de un día para otro.