Menores desplazamientos que es uno de los aspectos en los que se realiza un mayor gasto, pero incremento de los costes de climatización y suministros de los empleados. ¿Teletrabajo para ahorrar energía?
Propuestas, propuestas y más propuestas. Todos los países de Europa se están poniendo las pilas con interesantes, y algunas muy curiosas, medidas para ahorrar energía. De entre todas las que hay ya encima de la mesa hay una que va ganando fuerza en España para cumplir con todos los objetivos de eficiencia y reducción del consumo. Aquí se habla y mucho de teletrabajo. Funcionó durante la pandemia y ahora de lo que se trata es de darle un impulso nuevo. Además, se ha avanzado bastante para llegar a algunos acuerdos para empezar en varios ministerios. Por ejemplo, en el de Hacienda los funcionarios trabajarán desde casa al menos dos días a la semana. Eso, por un lado, porque por el otro lo van a hacer ya mismo. La implantación es inminente. En apenas unas semanas, pero ¿es una buena opción para ahorrar energía?
O no, como ha explicado Jorge Morales de Labra en La hora de La1. Como todo, tiene algunos pros y también contras. Así, lo primero que se le viene a uno a la cabeza es que el trabajador incrementará su gasto personal en calefacción y en otros suministros. Sí, habría que sumarle la luz de los equipos informáticos, entre otros. Ahí está la clave junto a los desplazamientos. Trabajar en remoto los reduce y la movilidad es uno de los factores que más aumentan el gasto en energía. El problema es cuando el teletrabajo se va alargando en el tiempo. En ese momento la gente empieza a moverse. Cambian su lugar de residencia de los pequeños pisos de la ciudad a grandes casas con más comodidades y, sobre todo, mejores precios. De vivir a 2 kilómetros del lugar de trabajo e ir en metro a hacerlo a una mayor distancia.
La Ley que regula el teletrabajo obliga a las empresas a asumir parte del incremento de costes de sus empleados, pero no es suficiente. Apenas llega a dos euros diarios y todo lo que sea por encima de esa cifra se considera retribución en especie.
Entonces, si se va uno o dos días a la semana resulta que el consumo de energía es mayor que el de ir todos los días en transporte público. Además, hay que tener en cuenta que el trayecto se hará en coche porque son lugares peor comunicados. Por este motivo, se debe ser cuidadoso con el tema del teletrabajo porque si es a largo plazo provocará disgregación de los trabajadores. Luego ya vienen los gastos de los empleados. Efectivamente aumentarán y por eso es esencial. Doble gasto si se mantienen las oficinas climatizadas y, además, hay que calentar las casa. Mayor consumo y no es lo que se persigue con la medida. Así que todo depende de cómo se realice el trabajo a distancia. Hay algunas opciones como hacerlo por turnos rotativos o departamentos, aunque seguro que no sería del gusto de todos los miembros de la empresa.
Además, hay otra dificultad. Pasaría un poco como con la subvención de los 20 céntimos de la gasolina. No es una medida progresiva en el sentido en que no todo el mundo puede disponer de todas las comodidades para trabajar desde casa. En algunos casos no se tendrán las mejores condiciones. La suma de los costes individuales de calefacción serán superiores al de tenerlos todos en la oficina. Tampoco debe ser que el ahorro energético sea que otro pague la factura. Es decir, transferir el gasto al trabajador. La empresa debe cubrir parte de esos costes, pero no es mucho. Tiene un límite de apenas un par de euros diarios. Más allá de ese importe está considerado por Hacienda como retribución en especie. Es decir, un rendimiento más del trabajo por el que se debe tributar. Por tanto, no es sencillo y depende del modo en que se organice.