Ya se sabe… el que no se queja es porque no quiere y siempre se pueden encontrar motivos como las medidas del Plan de choque de la luz que prometen reducir los beneficios de las eléctricas.
Todo el mundo lo tiene. El derecho al pataleo existe, aunque no aparezca reflejado en ninguna Constitución o carta de derechos fundamentales. Lo que viene siendo dar patadas en el suelo rápida y violentamente con enfado o pesar… Quien tenga niños seguro que lo conoce bien. Siempre ha estado ahí, en la cultura popular e incluso en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Allí se define como la última y vana actitud de protesta que adopta o puede adoptar el que se siente defraudado en sus derechos. Pues lo mismo vale con un paquete de caramelos que con los milmillonarios ingresos de las eléctricas. La queja es legítima, se les están recortando los beneficios y de eso no hay ninguna duda. Eso sí, todo en su contexto. Por un lado, se entienden que estén calientes, pero por el otro…
El derecho al pataleo según la RAE es manifestar queja, especialmente cuando es inútil. También se define como última y vana actitud de protesta que adopta el que se siente defraudado.
No se entiende muy bien si sus beneficios se ponen al lado de los que obtienen otras empresas similares del resto de países de Europa. Sí, las comparaciones son odiosas, pero tampoco se trata de eso. Como ha explicado Jorge Morales de Labra en 120 minutos de Telemadrid, de lo que se trata en realidad con todas las medidas, es que el 70% de la generación eléctrica no tiene nada que ver con el precio del gas. Y, sin embargo, se están aprovechando de su subida. Nuclear, hidroeléctrica, eólica, solar, … producen 8 de cada 10 MWh y no utilizan para nada esta materia prima. Así, que en vez de estar cobrando 45 euros con los que ya les iba bien el pasado año, ahora reciben 150 o más. Es decir, están triplicando sus ingresos mientras que sus costes de producción no se han visto afectados. Esencialmente son los mismos.
Tampoco hace falta ser auditor ni consultor en una de las big four para darse cuenta que así sus beneficios iban a ser mucho mayores de lo habitual. Ya eran enormes… Tanto que ya se han cuantificado estos nuevos beneficios extraordinarios y atención a la cantidad de ceros de la cifra: 20.000.000.000 euros y solo por el incremento del gas. Sí, mejor en letra porque son veinte mil millones. Tan alta que, como es lógico, las eléctricas nunca darían de forma inmediata en sus cuentas de resultados como beneficios. El escándalo sería monumental. Así, que ha puesto otra estrategia además de la pataleta. Están haciendo algunas ofertas a una serie de clientes para repartir, por así decirlo, esos enormes dividendos entre el cliente final. No estaría mal si no fuera porque ellos los eligen a su criterio.
Nuclear, hidroeléctrica, eólica, solar … se han cuantificado los beneficios extraordinarios que obtendrían por el incremento del precio del gas y la cifra superaría los 20.000 millones de euros.
Por cierto, que vender energía por debajo del precio de coste, como en cualquier otro sector o producto, está prohibido. Por eso, el Gobierno con las medidas del Plan de choque de la luz ha hecho otro reparto diferente de esos beneficios. Eso sí, para todos los consumidores y no solo para unos cuantos privilegiados. Ahí está la clave de la rabieta. Es perfectamente entendible que a las eléctricas no les guste esta nueva ordenación y que prefieran ser ellas las que partan el bacalao. Es lógico que quieran ser ellas las que decidan cómo, cuánto, cuándo y a quién quieren beneficiar. Ese es su derecho de pataleo. Y si se habla de bacalao hay otra cosa en todo esto que llama la atención. ¿Por qué en Portugal compartiendo el mismo sistema y teniendo casi idéntico precio nunca se oye hablar nada de esto?