Nada tiene que ver con el noble arte del regateo ni tampoco con batallas marinas, pero el transporte del gas recuerda mucho a las subastas de lujo siendo una necesidad básica.
Siempre que se habla del precio del gas al final se acaba definiendo su mercado como si se tratara de un bazar persa. Faltarían los aromas a especias, pero la emoción y el resto de ingredientes los tiene todos. El lugar en el que cada uno le pone el precio a sus sueños, aunque si se habla de energía es más bien a las necesidades. También se suelen mencionar a los piratas y la verdad es que tampoco faltan… Más peligroso aún que el noble arte del regateo porque además tiene su influencia en el precio de la luz… Mantiene intacta su esencia, pero está cambiando un poco la tendencia. Sobre todo, desde que Rusia ha cortado temporalmente el gas a Europa.
Al final el mercado internacional del gas depende de países geopolíticamente poco fiables como Rusia y Argelia que con sus decisiones pueden disparar no solo el precio de la materia prima, sino además los recibos de la luz.
Aquí gran parte de los países tienen problemas porque no tienen almacenado gas suficiente para todo el invierno. Por eso, Estados Unidos ha intensificado el comercio con la materia prima. Envía más barcos que nunca. Unos 30 diarios y ahí está el cambio. Prefieren venir a Europa. Barcos que habitualmente van desde el Golfo de México cruzando el Canal de Panamá para ir por el Pacifico hacia Asia. Concretamente a Japón y China, que son los mayores consumidores de gas natural de todo el mundo. Ahora, como ha explicado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, se dan la vuelta en mitad del océano, vuelven al Mar Caribe y por el Atlántico llegan al Viejo Continente. Solo porque se les paga más por la mercancía.
Así, la semana pasada cuando Rusia decidió cerrar el grifo del gas llegó a cotizar a 180 euros por MWh. No hace falta ni recordar que lo normal es que no llegue ni a los 15. ¡Se ha multiplicado por 12 el precio! Pues bien, desde que Estados Unidos ha empezado a mandar barcos casi se ha deprimido a la mitad. De 180 euros a 100 en menos de una semana. Movimientos del mercado mucho más rápidos e intensos que la velocidad a la que avanzan surcando los mares los propios buques metaneros. Tanto que allí mismo, desde sus puentes de mando, en medio del Pacífico, del Atlántico o de cualquier otro océano, analizan las fluctuaciones de los mercados. Es más… Incluso en los mayores instantes de incertidumbre se ponen a dar vueltas en círculos hasta que lo tienen más claro.
No deciden el rumbo definitivo hasta el último momento. La razón es muy sencilla. El precio del gas aún cotiza por encima de los 100 euros. La mitad que la semana pasada, pero quizá más que la que viene. Por eso, la electricidad hoy cuesta 180 euros por MWh y no los 360 de hace unos días. Aun así, sigue siendo un negocio rentable. Salen las cuentas… El valor del cargamento de gas en Estados Unidos de uno de estos barcos no llegaría a los 9 millones de euros. Sin embargo, en Europa se han llegado a pagar más de 129. Mismo barco e igual cantidad, pero 10 veces más. Hoy ya se pagaría algo menos, 75 millones, pero les sigue compensando jugar con el gas.
España es uno de los países con más desgasificadoras de toda Europa y casi el 50% del gas natural que se consume llega en barco desde países como Nigeria, Catar o Trinidad y Tobago.
Así que la razón por la que no cumplen sus contratos, y se dan la vuelta cuando van a descargar en algún puerto, es clara. Especulación, máximo interés económico y algo de pirateo. Tal es la cantidad de dinero que se mueve que les sale rentable incluso pagar las sanciones. En España, la penalización máxima por el incumplimiento y no llegar a realizar la descarga es de 10 millones de euros. Por tanto, es evidente que si en otro puerto del mundo pagan por la mercancía un 15% o un 20% más las cuentas les siguen saliendo a la perfección. Solo tienen que calcular bien la oportunidad y esperar al momento preciso para sacar el máximo beneficio.