¿Qué relación guarda la rotura de una infraestructura en el Mar Báltico con una huelga en Australia o el conflicto en Oriente Próximo? En principio, podrían parecer fenómenos aislados, pero las tres noticias tienen algo en común: disparan el precio de la energía.

La perspectiva para este invierno era buena. Los depósitos de gas de toda Europa están al máximo nivel de capacidad. Más altos que nunca. Tanto que, aunque se produjese ya un corte total del poco que ya llega desde Rusia, se podría pasar el invierno sin problemas, si no viene muy frío. Previsión de todos los países, especialmente de los del Norte que ha diversificado las fuentes de entrada de este combustible. Tenían un serio déficit al que han encontrado solución. Así, la perspectiva es buena, pero nunca se sabe porque los mercados energéticos son, probablemente, los más inestables del mundo. De hecho, han bastado tres noticias para que todo esto cambie. Justo las tres mencionadas antes, y el precio del gas se ha disparado de nuevo, nada más y nada menos, que un 40%. Tiene su explicación.
Huelga de los trabajadores del gas en Australia
Desde las antípodas. En Australia los trabajadores de las instalaciones de gas natural licuado se han puesto en huelga y es importante porque se trata de un país exportador clave en el sector. También vuelve a despertar la preocupación por falta de suministro global. Esta huelga rotatoria que pone en jaque el abastecimiento en todo el mundo comenzó en tres de sus plantas y no tiene buena pinta. De momento no hay acuerdo, aunque las negociaciones se mantienen sobre la mesa. Solo estos yacimientos son responsables del 5% del gas que se consume en todo el planeta y podrían afectar a los mercados europeos que han apostado por la materia prima australiana como sustituto del ruso.

Rotura del gaseoducto Balticonnector entre Finlandia y Estonia
Por el momento varias son las hipótesis que se manejan. La primera es que la rotura se debió a un movimiento sísmico de un punto en la escala Richter y que apunta a que lo podría haber desplazado provocando una explosión submarina y por tanto que una parte del gas que contenía se filtrara hacia el Mar… Desde la parte de Estonia apuntan a otra teoría. Desde allí observan señales de que podría hacer sido arrastrada por algún tipo de negligencia.
Es decir, como si se hubiera quedado enganchada el ancla de una embarcación de gran tamaño durante una de las recientes tormentas que han afectado a la zona. Todas estas posibilidades están aún abiertas para tratar de explicar por qué en el Balticonector de repente cayó la presión. Lo que se ha descartado desde un primer momento es que se trate de un sabotaje. En cualquier caso, el suministro está asegurado, aunque ha tenido su impacto en los mercados.

Aumento de las tensiones en Oriente Próximo
Y a todo esto hay que sumarle la escalada en las tensiones entre Israel y Palestina. No porque sean países productores sino por el temor de que el conflicto se extienda a otros países que sí lo son o tienen una influencia estratégica en la zona como Irán o Egipto. Por todos estos motivos y algunos más resulta casi imposible hacer previsiones sobre los precios de la energía durante el próximo invierno y si serán más baratos que en los dos últimos años. Todo apunta a que sí, pero cualquier incidente que se pueda producir, por muy alejado que esté el origen, puede llevar a incrementos en la cotización del gas. Las consecuencias económicas serían importantes y se dejarían sentir por todo el mundo casi instantáneamente.