¿Mantas o bolsas de agua caliente? ¿Radiadores de aceite, infrarrojos, cerámicos o de aire caliente? Y aún faltan los más eficientes… ¿Bomba de calor, aerotermia o geotermia? Y tú, ¿qué sistema de calefacción eléctrico utilizas?
Escalada o submarinismo en hielo, airboarding, snowkite… son algunos de los deportes de nieve más de moda y divertidos junto con el mushing. Ahora a todos estos hay que sumar uno más porque entrar en calor en casa durante este invierno puede convertirse en un deporte de riesgo. Sobre todo, para los bolsillos. Toda una aventura en la que lo más difícil es siempre elegir entre todos los sistemas disponibles. Los más clásicos y, a la vez habituales, son los de gas y los radiadores eléctricos; más eficiente, la bomba de calor; y luego ya vienen los sostenibles como aerotermia, geotermia o pellets. Sin embargo, la diferencia entre unos y otros, ya funcionen con electricidad o combustibles fósiles puede ser del triple. De los 83 euros de la más barata a los más de 270 euros de la más cara. Y tú, ¿qué sistema de calefacción eléctrico usas?
Radiador eléctrico: el más extendido.
Todo el mundo tiene uno en casa. En la cocina o en el baño, para no pasar frío al salir de la ducha. Pequeños, versátiles y calor casi instantáneo. También como refuerzo puntual en las zonas y estancias más frescas de la casa y, especialmente, radiadores de aceite en las habitaciones más grandes. El problema es que la mayoría de las personas consideran que no consumen demasiado por sus reducidas dimensiones, pero no es cierto. Además, hay una dificultad. La de acertar con el mejor momento para conectarlos. Cierto, que el precio de la luz había subido mucho, pero ahora también ha bajado bastante. Aun así, calentar una casa solo con esta tecnología puede disparar las facturas hasta los 277 euros al mes. Por eso, nunca hay que utilizarlos como único recurso. Otra cosa es emplearlo 10 minutos de forma puntual. Más allá de eso es un error grave.
Bomba de calor: el más infrautilizado.
Muy conocido, pero poco utilizada. También es eléctrica, por supuesto. El mismo aparato que refresca los hogares durante las calurosas tardes de verano es reversible. Es decir, da calor en invierno. Tampoco tiene nada que ver con los anteriores, aunque ambos usen electricidad. El problema es que casi nadie los conecta porque suelen convivir con otros sistemas de calefacción y los que lo utilizan es porque no tienen otra alternativa cuando no debería ser así. ¡Sorpresa!, porque es lo más barato tan solo por detrás de la geotermia.
Antes de la bajada del precio de la electricidad, la geotermia y la bomba de calor ya eran las opciones de calefacción más baratas y lo siguen siendo. Incluso, la más cara, los radiadores por debajo de los 0,05 kWh son más rentables que el gas.
Poco más de 100 euros al mes. El secreto está en que es mucho más eficiente y eso es lo que explica que sea tres veces más barato que otras tecnologías eléctricas. Importante tenerlos en cuenta para poderlo combinar con otros sistemas como el gas natural. No es ninguna tontería y duplica recursos. Eso sí, hay que tener en cuenta que no gusta a todo el mundo ni aporta el mismo grado de confort. Incómodo y seco, aunque es muy útil para subir la temperatura de la casa y luego seguir utilizando la calefacción convencional, sea del tipo que sea.
Geotermia: la gran desconocida.
Eléctrica. Nadie la tiene en cuenta, al menos de momento, pero por puro desconocimiento. En teoría sencilla. Lo que hace es aprovechar el calor del subsuelo. A 200 metros de profundidad hay siempre una temperatura constante. Casi perfecta. 25ºC durante todos los días del año y sin ningún tipo de variación. Y eso significa que puede servir de calefacción cuando en la superficie las temperaturas son bajo cero, pero también enfriar en verano cuando los termómetros llegan a los 40ºC. Igual que la bomba de calor, pero al revés. Por tanto, más eficiente aún. No es muy habitual en España, pero sí en otros países de Europa. Cuanto más al Norte, mayor es su uso. Por ejemplo, en Islandia. Aquí se empieza a ver en casas premium, pero el lujo de verdad es ver los recibos. 83 euros/mes, lo más barato de todo. Además, hay subvenciones para su instalación.