La complicada situación y crisis energética ha traído dos consecuencias imprevistas: Por un lado, la buena, más energías renovables y, por el otro, el regreso de otras muy contaminantes. Cara y cruz.
La cara, más energías verdes, limpias y baratas. La crisis energética ha traído un nuevo boom de la energía fotovoltaica, pero también tiene un lado negativo. La cruz es que los altos precios, sobre todo, del gas han vuelto a hacer rentables a otras fuentes muy contaminantes como el carbón. Con la luz en máximos históricos desde hace meses, ya no debe quedar nadie que en algún momento no se haya planteado, al menos una vez, poner en casa paneles solares y pasar de todo. Electricidad propia sin tener que estar pendientes de los mercados mayoristas, de los tramos horarios y de si a Rusia o a Argelia les da por abrir un poco más el grifo del gas. Eso sí, la situación tiene una ventaja: A mayor precio de la electricidad menos se tardará luego en recuperar la inversión. Mucho más ahorro y rentabilidad para las instalaciones.
Por suerte, en España, a falta de gas o petróleo, lo que sobra es sol y eso sí que son muy buenas noticias. En los últimos meses se han multiplicado las solicitudes y es que hoy más que nunca las cuentas salen. Y también por una cuestión que no es menos interesante: la rentabilidad. Desde el pasado mes de julio hay subvenciones para su instalación y son muy importantes. En algunos casos pueden llegar a cubrir hasta el 50% de la inversión incluyendo incluso las baterías. Electricidad propia las 24 horas del día. Hasta de noche cuando los paneles no están funcionando evidentemente porque ya no hay sol. Allí se almacena durante el día la energía no utilizada para usarla en el momento que sea necesario. No importa la hora y por estas razones también se está disparando la demanda de instalaciones fotovoltaicas.
La inversión en una instalación fotovoltaica se puede amortizar mucho antes de lo que se piensa ya que su rentabilidad se ha disparado al 10% anual. Más de lo que ofrece cualquier banco.
Lo que pasa es como la electricidad está cara en todos los países por igual la idea ya se le ha ocurrido a más de uno. A lo que hay que sumar el conocido problema de suministros, de cobre fundamentalmente, pero también en el transporte marítimo. Es decir, empieza a haber problemas que traen los materiales desde China y están causando algunos retrasos en los plazos de ejecución de las instalaciones. Esto, por un lado, la parte positiva. También la más limpia y verde, pero al mismo tiempo y, por el contrario, la crisis energética lo ha revolucionado todo. Tanto que ya hay quien habla incluso de la resurrección del carbón. El alto precio del gas le ha vuelto a hacer rentable hasta para producir electricidad. No en España donde se han desmantelado casi todas las centrales térmicas, pero sí en otros países como China o Japón.
Aquí solo queda ya la de As Pontes en Galicia, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Julia en la Onda de Onda Cero. Incluso también en otros países concienciados con el cambio climático como en Alemania y eso a pesar de su gran impacto medioambiental. Más emisiones de CO2 y no está la cosa para bromas. Además, sin contar con que el precio del carbón se ha incrementado mucho en los últimos meses. Al final, como son sustitutivas unas de otras, acaban subiendo todas. Gas, gasolina, diésel, electricidad, … Solo hay que ir a cualquier gasolinera para comprobar que está a un par de céntimos de batir su propio máximo histórico. Efecto en cadena y de arrastre de todas las fuentes energéticas y aun así efectivamente en algunos lugares ya está volviendo a sustituir al gas. Nefasto para el planeta. Cara y cruz.