Nuclear, eólica, solar, hidroeléctrica, gas… Hasta 6 tecnologías diferentes perfectamente sincronizadas y combinadas, pero ¿cuál es la mayoritaria? Así es distribución de la generación eléctrica en España.
Al 2021 se le podría haber llamado el año de la luz. Algo así como el París de la energía, pero sin torre Eiffel y con doce meses. Nunca antes se había hablado de energía y no solo en los informativos de radio y televisión… También en las peluquerías y en los puestos del mercado. Hasta en los ascensores, en vez de decirse aquello de parece que se ha quedado buen día, se ha comentado el precio de la electricidad y la mejor hora para planchar, encender una bombilla o poner la lavadora. Tiene parte positiva y otra negativa. La mala está clara. No suelen ser buenas noticias: de récord en récord y tiro porque me toca. La buena es que ha crecido y de qué manera la cultura energética y eso es ya para celebrarlo porque no es fácil. Sin embargo, aún se falla en cuestiones básicas.
El de la electricidad es probablemente el sistema más complejo creado jamás por el hombre. Tan sencillo como pulsar un interruptor, pero a la vez tan sofisticado como para producir en el momento la cantidad justa y necesaria de energía. Ni más ni menos y, además, capaz de llevarla a todas partes justo en el momento preciso en la que se necesita. No importa dónde ni cuándo. Ahí está siempre. En realidad, más difícil todavía porque se produce mediante un mix de distintas tecnologías que nada tienen que ver entre sí. No exclusivamente de una. Por suerte, en España están bastante diversificadas. En condiciones normales la mayoritaria suele ser la nuclear, pero le sigue ya muy de cerca la fuerza del viento con la eólica. Cada una puede llegar a suponer algo más del 20% de la energía eléctrica total.
¿De dónde viene la energía que se produce en España? ¿Cómo se distribuye la generación eléctrica? Son algunas de las respuestas que hay que saber para conocer el origen de la mayor crisis energética en los últimos 40 años.
Luego ya viene la energía solar fotovoltaica que en los últimos tiempos está aumentando mucho su contribución. Si hace apenas unos años no llegaba ni al 5%, hoy ya supera ampliamente el 10%. Va a una velocidad tan rápida que probablemente en menos de 5 años aporte más energía al sistema que la eólica para convertirse en la primera fuente de generación. Tiempo al tiempo y es que la meteorología cada vez tiene más que decir, salvo si se habla de la hidroeléctrica. El agua es muy variable y depende mucho del año. No solo de las lluvias anuales sino también de los periodos de calor y sequía. El abanico es amplio porque suele oscilar entre el 15% y el 25% del total y eso es mucha, pero que mucha electricidad. Esto, por un lado, porque aún hay más…
Estaba casi olvidado y, sin embargo, precisamente ayer el carbón ha vuelto a la primera plana de la actualidad. La central de As Pontes que estaba condenada al cierre se ha vuelto a enganchar a la red. Los altos precios del gas la han vuelto a hacer, si no rentable, al menos interesante en términos económicos. Combustible fósil y contaminante como el gas que no por haberlo dejado el último es menos importante. Todo lo contrario, porque esta materia prima energética se usa fundamentalmente para completar la producción eléctrica hasta satisfacer la demanda. Cuando con el resto de fuentes no alcanza, se quema gas. Algo que solo suele suceder en el 20% de las ocasiones. Además, como todo el mundo sabe ya a estas alturas, detrás del incremento del precio de esta materia prima se encuentra el origen de la crisis energética.