Si se tiene un salón (21º) en el que siempre hay 3 grados de más que en una de las habitaciones (18º), ¿Cómo solucionarlo para conseguir tener una temperatura homogénea en toda la casa?

Aunque pueda parecer un problema de matemáticas o el planteamiento de una ecuación de la escuela es mucho más frecuente de lo que parece. Tener calor en una habitación y sentir frío en la de al lado. Estar en el salón con una situación de confort térmico y tener que abrigarse en el dormitorio. Es habitual que no todas las estancias de una casa tengan la misma temperatura. Las razones pueden ser muchas y entre ellas se pueden encontrar algunas como diferencias en el aislamiento, un mal funcionamiento del sistema de calefacción o, simplemente, el calor humano que se genera al estar más tiempo en una de las habitaciones. La buena noticia es que es un problema que tiene una fácil solución, aunque como ha explicado Jorge Morales de Labra en el programa Madrid Directo de Telemadrid, quizá no sea la más evidente.
La temperatura de confort para un hogar se suele encontrar entre los 21º y 22º en invierno y entre los 24ª y 25º en verano
La primera reacción del común de los mortales sería empezar a manipular los radiadores. Abrir y cerrar sus válvulas como si no hubiera un mañana. Así, lo único que se va a conseguir es que se tarde más tiempo en alcanzar la temperatura de confort. Se mantendrá la diferencia térmica entre las habitaciones y poco más. El motivo es que el termostato que controla el encendido y apagado de la caldera sigue situado en el mismo sitio. Manda la temperatura de una habitación y no se soluciona el problema. Habrá que pensar en otra cosa…

Pues entonces, ¿y si se sube la temperatura del termostato? Esa sería la siguiente solución que se podría pensar: elevarla un par de grados en el termostato, de 21º a 23ª, y ver lo que pasa. El resultado no se va a hacer esperar. Demasiado calor en el salón, hasta en punto de que se empieza a estar incómodo, y, eso sí, en el resto de habitaciones ya se ha conseguido la temperatura correcta. Sofocos y un gran derroche energético. En este punto hay que buscar una solución más eficiente y pensar en las herramientas con las que se puede solucionar.
El incremento de cada grado de más en la temperatura de la calefacción supone un aumento de la factura de en torno al 7%
La respuesta definitiva al problema está esperando en casi cualquier ferretería y tienda de electrodomésticos por menos de 50 euros que es lo que cuesta una válvula termostática un termostato inalámbrico. Es decir, uno que se pueda llevar de una habitación a otra y, precisamente hay que moverlo a la habitación más fría. Ahora ya no va a mandar la temperatura del salón sobre la caldera. Casi, casi. Se está cerca de la solución, pero el resultado es el mismo de antes: derroche, sofocos en la sala, y confort en la estancia más fresca. Aún con todo, esto no es suficiente.

Se necesita hacer algo más: instalar la válvula termostática y el lugar correcto para hacerlo es en los radiadores del salón, donde más calor hace. Estas válvulas tienen una rueda con diferentes posiciones que lo que hacen es que una vez que se haya alcanzado la temperatura deseada cortan en paso de agua caliente de la calefacción por esos radiadores, pero no por os del resto de la casa. La posición más habitual entre el 3 y el 4, unos 21º. Así, seguirá subiendo la temperatura en el resto de las habitaciones de la casa. Lo hará hasta que el termostato general que es el que manda sobre la caldera corte por completo la calefacción. Más sencillo que las ecuaciones y los problemas de matemáticas del colegio, ¿verdad? Así, ya se ha conseguido una temperatura homogénea en toda la casa.