Información y pedagogía para crear una cultura energética y evitar así engaños y fraudes a los consumidores por parte de compañías que hacen del desconocimiento del sector su mayor negocio.
Hacía tiempo que no se hablaba tanto sobre electricidad. Pues mucho más desde que ocupó tal cantidad de páginas en los periódicos o minutos en radio y televisión. La última vez que fue portada, probablemente, fuera coincidiendo con otra subida de la luz. Siempre pasa lo mismo, cuando baja no es tanta noticia y no tiene tanta repercusión. 2020 fue el año con el precio más bajo de la luz y si te he visto no me acuerdo. Solo unos días después aumenta y a la parrilla de programación. Eso sí, con razón, la subida ha sido de escándalo, pero puntual. No pasa nada. Lo importante es que se hable. Cuánto más mejor y en profundidad. La energía debería dejar de ser la asignatura pendiente y la verdad es que se necesita mejorar. Mucho, y más si para la mitad de los consumidores la factura es sencillamente indescifrable.
El importe medio de la factura eléctrica en España es de 60 euros y solo el 25% de las personas le presta la suficiente atención para intentar comprenderlo.
Mal comienzo, pero aún hay más. Tan solo 1 de cada 4 usuarios asegura conocer la diferencia entre el mercado libre y las tarifas reguladas o entre las fijas y las variables. Demasiada confusión para un asunto tan esencial y casi vital. Y es que, como ha comentado Jorge Morales de Labra en Código de barras de la Cadena SER, la desinformación es un mal endémico del sector y, además, difícil de solucionar. Merece la pena hacer un esfuerzo entre todos: empresas, medios, administraciones y, por supuesto, consumidores. También es cierto que se podría suavizar el problema si se simplificara el sector. Hay buenas noticias, cerca del 35% desearía más detalles sobre el consumo y demanda. Mientras todo eso ocurre, y todos se ponen las pilas, hay mucha compañía oportunista que hace del desconocimiento su estrategia de negocio.
Tratan de aprovechar la confusión de situaciones de precios altos para atraer nuevos clientes con tarifas que a la larga son menos rentables. Casi un timo porque el sobreprecio anual puede llegar a ser de hasta el 30%. Pagarán precios más altos no solo en momentos puntuales sino todo el año. Suma y sigue porque al final la factura anual de la principal fuente de energía para los españoles es desproporcionada. De hecho, de los recibos más altos de Europa y que 1 de cada 6 consumidores tengan tarifas fijas no ayuda. Más información y aprovechar el momento para revisar las facturas… Y si todos los meses aparece el mismo importe para cada KWh, malo. Hay que cambiarse ya mismo a una variable como la oficial o a otras similares como la Cristalina de Próxima Energía. Ahorro asegurado. Ahí la importancia de comprender el recibo de la luz.
El 90% de los hogares españoles utiliza la electricidad como principal fuente de energía y más de la mitad ni siquiera entienden los conceptos que aparecen en la factura.
También se echa de menos algo de pedagogía por parte de las administraciones para que todo el mundo comprenda cómo funciona el mercado eléctrico. No solo no es convencional, sino que, además, está cambiando hacia un nuevo modelo. De uno contaminante y caro a otro renovable, limpio y barato. Es un proceso largo el de la Transición Energética y van a ir surgiendo las dudas. Hay que explicar muy bien conceptos básicos. La gente tiene que saber si merece la pena poner paneles. Si van a comprar un coche nuevo necesitan conocer las diferencias entre eléctricos e híbridos y sus características. También cuestiones sobre calefacción o climatización sostenible. Son muchas las implicaciones en torno a la energía. De lo que se trata es de crear una cultura energética. Hace falta, sobre todo, para evitar engaños a los consumidores. Este blog de Próxima Energía trata de conseguirlo.