Ventiladores y climatizadores evaporativos mejoran y mucho la sensación térmica. Más baratos y cómodos, pero si de verdad se quiere enfriar y bajar la temperatura la solución son los pingüinos y el aire acondicionado.
Curiosos, elegantes y frescos. Divertidos y no solo por sus andares. De las pocas aves que no vuelan y, en cambio, de las que mejor nadan. Les gusta el agua. Más del 75% del tiempo lo pasan bañándose y eso al final del día son un montón de horas. Sin duda, lo mejor para combatir las altas temperaturas. Hasta dan un poco de envidia en pleno mes de julio. Pues frío, frío, … tener un pingüino en casa es más económico de lo que parece. Por supuesto, no como mascota, sino para refrescar el ambiente. Más con olas de calor y altos precios de la luz. No son buena combinación y producen todo tipo de sofocos. Y es que la climatización puede ser como el vino. Como ha contado Jorge Morales en Cuatro al día de CuatroTV, no siempre el más caro tiene por qué ser el mejor.
La temperatura de confort en verano no es la misma que en invierno. Lo normal a 25ºC y hay que tener en cuenta que cada grado de menos supondrá un 7% más en el recibo de la luz.
Sin ir más lejos el ventilador puede ser una fantástica solución. El sistema más barato y también el que menos energía consume. Eso sí, tiene un fallo. No enfría el aire, ni nada de nada. Tan solo lo remueve. En todo caso puede aumentar un poco más la temperatura porque tiene un motor eléctrico que se acaba calentando. Sin embargo, lo que sí que mejora es la sensación térmica. El cuerpo humano reacciona cuando hay un poco de brisa o viento y se siente más fresco, aunque siga haciendo el mismo calor. Cosas de la mente. Falsa sensación de bienestar que puede ser muy interesante en momentos como este de precios máximos de la luz. La ventaja es evidente. Económico y de bajo consumo. Encendido todo el mes durante las 24 horas no llegaría ni a los 10 céntimos de euro. ¡30 días de frescor por un coste despreciable!
Eso sí, si lo que se quiere es enfriar de verdad una habitación y ver como baja el termómetro las posibilidades aumentan. Aerotermia, aire acondicionado y también los prácticos pingüinos. La segunda opción más barata del mercado tras el ventilador que los hay de 20 euros. Pues solo cuestan 5 veces más y no requieren de casi ninguna instalación. La gran ventaja que tienen es que no necesitan obra. Lo que pasa con los pingüinos es que los hay de dos tipos. Lo normal para que lo sean es que tengan un tubo por el que sale aire caliente. Justo, el que se debe sacar por la ventana para que funcione correctamente. Lo coge de la estancia y lo expulsa sustituyéndolo por otro más frío. Sencillo y efectivo, pero ahí está su principal hándicap. En el proceso también va a desechar parte del que ya se había enfriado.
Por tanto, algo de eficiencia va a perder, pero sirve muy bien para habitaciones pequeñas. Es algo limitado. Nunca más de 30 metros cuadrados y, sobre todo, tener en cuenta que el aire frío es el que sale justo de forma frontal al aparato. Al alejarse la sensación cambia. Ese es el motivo por el que muchas personas lo elevan sobre una plataforma. Mejora el alcance, pero sin dejar de ser una solución de emergencia. Luego hay otros modelos distintos como los climatizadores evaporativos, pero no son pingüinos sino más bien otra cosa. Solo hay que fijarse en el nombre que le han puesto para darse cuenta. Se las trae… Pues no es la única diferencia. La más evidente es que no tienen el tubo y que además funcionan con agua. Básicamente lo que hacen es evaporarla para volver al mismo fenómeno que con el ventilador.
Dependiendo de las necesidades, inversión, gasto energético o posibilidad de hacer obras, hay soluciones más allá del aire acondicionado que se ajustan a cualquier bolsillo o presupuesto.
La humedad al igual que el aire en movimiento mejoran la sensación térmica. Activa el mismo mecanismo que hace sentir más frío, aunque la temperatura ambiente sea la misma. Además, tienen otro problema. Cuando ya no cabe más humedad en el ambiente dejan de funcionar. Toca volver a abrir las ventanas para eliminarla y a volver a empezar. Hay que reiniciar todo el proceso. No dejan de ser una solución intermedia entre el ventilador y el aire acondicionado. Eso sin contar que con los pingüinos el consumo energético empieza a ser ya relevante. Y es que conectado permanentemente durante todo un mes puede costar 5 euros. Es decir, lo mismo que 50 ventiladores removiendo el aire simultáneamente. Sin embargo, engañar a la mente sigue siendo relativamente barato comparado con otras tecnologías.