A partir del 1 de marzo el IVA de la electricidad pasará del 10% al 21% y es algo que, sobre todo, notarán los consumidores que tengan una tarifa fija. El incremento solo por este cambio será de unos 90 euros de media al año si no se cuenta con una variable.
Podría llegar a suponer un aumento de unos 7 euros sobre el importe total del recibo. Eso al mes porque si se multiplica por los 12 que tiene un año… el incremento en las facturas será de cerca de 90 euros al año. Eso sí, hay que estar muy atentos porque no afectará a todos por igual, aunque el IVA aparezca siempre en las facturas de todos los consumidores con independencia del tipo de contrato. Los que lo tengan a precio fijo naturalmente que lo van a notar casi de inmediato porque del 10% al 21% hay una gran diferencia. Exactamente un 11% de subida en el recibo. Sin embargo, todos aquellos que tengan un contrato a precio variable, como la tarifa Cristalina de Próxima Energía lo van a compensar sin problemas con el espectacular descenso que está teniendo el precio de la energía. Apenas sentirán el cambio en sus bolsillos.
Para aliviar en parte las abultadas facturas de la luz provocadas como consecuencia de la guerra de Ucrania se redujo el IVA de la luz. Ahora como ha bajado el precio de la electricidad vuelve al 21% y esta es la clave.
Sí, la subida del IVA se puede compensar con creces con la bajada de la electricidad si se tiene una tarifa variable. El problema, una vez más, es saber la que tiene uno contratada. Pocos lo saben, pero es de lo más sencillo. Si en la factura el coste de la energía es siempre el mismo… Es decir, no cambia, es que se tiene una a precio fijo y seguramente se esté pagando bastante más de la cuenta todos los meses. Por eso, para evitarlo es el momento de cambiar el contrato a uno que tenga en cuenta estos descensos en el precio de la electricidad. Para tener una referencia, más de 12 o 13 céntimos por kWh es ya demasiado. La media de los últimos meses está muy por debajo de esas cifras, pero también hay que tener cuidado con muchas de las ofertas llamadas estables.
Un bajo precio de la luz en una tarifa fija no tiene por qué ser más barato. En ocasiones muchas comercializadoras encarecen la parte fija del recibo. Así, lo que no cobran por un lado se lo acaban llevando por el otro.