La etiqueta de clasificación energética es un código de colores y letras que identifica el grado de eficiencia de los electrodomésticos siendo el verde y la A el mayor y rojo y la G el menor.
La misteriosa desaparición de la clase A se podría titular si fuera una novela de Agatha Christie. Nada tiene que ver con la categoría de los billetes del célebre Orient Express, pero el caso está a la altura del mismísimo Hércules Poirot. Mucho más difícil de resolver que Tragedia en tres actos, Los elefantes pueden recordar o Cinco cerditos. Y es que como en sus mejores aventuras, la mayoría de las veces, las apariencias engañan. Tampoco hace falta recordar lo del triste ciprés, los ratones ciegos o el caso de los anónimos. Visto y no visto. Estaban ahí y se han esfumado. Cualquiera que haya ido a comprar en los últimos días frigoríficos, lavadoras o lavavajillas lo han notado. Ya no están en las tiendas los más eficientes, los de clase A y superiores. Hay que reconocerlo: la cosa tiene cierto suspense, pero… ¿dónde se han metido?
Pues para intentar resolver el enigma Jorge Morales de Labra ha estado en Trece al día de Trece TV y lo primero que ha notado es que siguen estando en los comercios. No se han ido a ninguna parte. La tecnología no ha cambiado y, si lo ha hecho, ha sido siempre a mejor. Menor consumo. Los electrodomésticos cada vez son más eficientes. Ahí está la clave del misterio. En la etiqueta. Sí, en el código de colores y letras que identifican su rendimiento. Desde que salió por primera vez han mejorado tanto que se acabaron los símbolos y empezaron a añadir + para identificarlos. A+, A++, A+++, … y en algún momento había que ponerle fin a la serie. La tarea no resultaba nada fácil. Casi imposible diferenciarlos. Por tanto, nada mejor que empezar de nuevo y eso es lo que ha hecho la Comisión Europea.
Reiniciar el sistema reescalando de nuevo la eficiencia. No es que hayan desaparecido los de clase A+ es que sencillamente aún no se han inventado. Que a nadie le extrañe no verlos ya por ninguna parte. Probablemente no vuelvan a aparecer hasta dentro de una década. Había que dejar hueco para todas las innovaciones tecnológicas que vayan a llegar en los próximos años. Así de sencillo. Misterio resuelto. Tan sencillo como que los que antes eran A+ han pasado de forma automática a ser C. Los A++ ahora son B y así sucesivamente. Eso sí, siguen consumiendo exactamente igual que antes. Eso no cambia. No han perdido eficiencia ni propiedades. Mismo rendimiento, pero nueva clasificación para lavadoras, lavavajillas o frigoríficos. Solo se modifica la etiqueta. En estas cosas del suspense, como en las novelas de Agatha Christie, las apariencias engañan.