Conocer bien las características y el funcionamiento del termostato es una de las claves de la eficiencia energética, del ahorro en el recibo de la calefacción y, también, de reducir las emisiones de C02
Hay secretos que deben de guardarse y no contarse jamás. Hasta el punto de que hay compañías que lo han convertido en una de sus principales herramientas de marketing. No hace falta citar marcas comerciales, ¿verdad? No se lo cuentes a nadie, dicen. Quien más quien menos se guarda para sí mismo alguno. Sin embargo, hay otros que, por pequeños que parezcan, podrían contribuir a cambiar el mundo. Los del termostato son de esos que se deberían contar casi a gritos para que todo el mundo se entere bien. En su interior encierra la clave de la eficiencia energética y, por tanto, del ahorro económico. Lo que no es ningún secreto es que cada grado de más en la temperatura de la calefacción supone un incremento del 7% en la factura.
Bajando 1º la temperatura de la calefacción durante todo el invierno se deja de emitir tanto CO2 como el que genera un vehículo durante 1600 kilómetros
Así que para desvelar todos sus enigmas ha estado Jorge Morales de Labra, director de Próxima Energía, en el programa Más vale Tarde de La Sexta. Tan sencillo en apariencia, pero no tanto en cuanto a su funcionamiento. A estas alturas todo el mundo ha visto alguno. La típica ruedecita en la pared para controlar la temperatura de una habitación. Así, el calor irá aumentando hasta alcanzar los grados deseados y parar, posteriormente, la caldera. Hasta ahí todo bien. Sin embargo, muchos habrán notado que, incluso, una vez alcanzada la temperatura sigue funcionando. Aquí es donde entra en juego el primero de los secretos que todo el mundo debería saber de su termostato: la histéresis.
No es que esté roto o funcione mal. La histéresis es la diferencia entre la temperatura que se ha fijado en el termostato como consigna respecto a la que este hace parar la caldera. Lo normal es que el parámetro sea de un grado. Si se ha fijado a 21º no se va detener hasta los 22º. Lo mismo sucede para que se vuelva a poner en funcionamiento. No lo hará hasta que descienda por debajo de los 20º. De este modo, la temperatura oscilará siempre entre los 20ª y los 22º. Eso puede ser una gran diferencia en el recibo de la calefacción. ¡Misterio desvelado! Solución: en el mercado hay termostatos con una histéresis mucho más precisa de 0,2º o, incluso, 0,1º.
Para disfrutar de todas estas ventajas hay termostatos digitales desde 40 euros que se amortizan durante el primer año de uso. Más confort y precisión
Luego ya hay muchas diferencias entre termostatos: digitales, programables, inalámbricos, inteligentes, … Todos y cada uno de ellos también con sus secretos. Precisamente uno de los más valorados es que se puedan programar para que apague la calefacción durante las horas en las que no hay nadie en casa. Y también por la noche para que se mantenga a 18º que son suficientes. Más ahorro para todos porque está demostrado que, aunque se salga de casa tan solo un minuto, es más eficiente apagarla. No hace falta calentar los muebles. Además, si el termostato se puede mover de una habitación a otra, mejor que mejor.
Ahorro y mucha más precisión. A veces los termostatos están situados en los sitios más fríos o, por el contrario, más cálidos produciendo importantes diferencias térmicas entre las habitaciones. Algo que tiene fácil solución con uno inalámbrico y una válvula termostática. El mismo funcionamiento, pero para un radiador en concreto y sus aplicaciones muy interesantes. Además, ayudan al bolsillo. Tanto que la utilización de termostatos digitales puede suponer, dependiendo de la tecnología de calefacción y del aislamiento, de entre 19 y 47 euros anuales para una bomba de calor. Hasta 54 euros para el gas y 72 euros en las de gasoil para una casa media española. Sin duda, hay secretos que merece la pena conocer.