¿A qué temperatura poner la calefacción? Pues el método más científico para calcularlo utiliza un algoritmo que viene determinado fundamentalmente por dos factores: la ropa que se lleve puesta y la actividad que se vaya a desarrollar.
Los algoritmos dominarán el mundo o al menos lo harán más cómodo. Eso, si es que no lo hacen ya. Siempre en silencio están presentes en todos los ámbitos de la vida. No es una exageración. Están en todo. Desde el análisis de complejas inversiones financieras hasta los sitios de citas online. Casi sin que nadie se de cuenta determinan el modo en el que las personas se comportan o relacionan. Hacen la vida más fácil. Seleccionan información. Solucionan problemas. Hoy en día quizá el más famoso sea el Page Rank de Google. Más secreto que la fórmula de Coca-Cola y el responsable que ahora mismo se esté leyendo este artículo y no otro sobre la temperatura de la calefacción. Relevancia, interés, coincidencia, calidad, originalidad… o aspectos técnicos como la velocidad de carga son solo algunos de los factores que el buscador ha tenido en cuenta.
Un algoritmo es un conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer el cálculo preciso para hallar la solución más favorable a un determinado tipo de problema.
Hay mucho más. Lo mismo sucede con el orden de las noticias en las redes sociales o con la publicidad que muestran. También están detrás del también te gustará de las tiendas online. Hasta la música que se escucha en .mp3 o las fotos que se ven en .jpg utilizan algoritmos para que ocupen menos espacio. Están en todo y dan soluciones a problemas incluso mucho más del día a día. Pues, para conflicto cotidiano el de la temperatura de la calefacción en hogares y oficinas. Lo llegan a llamar la batalla del termostato y no suele acabar bien. Pues para solucionarlo o al menos minimizarlo, como ha explicado Jorge Morales en Las cosas claras de La1, también hay un algoritmo. El mismo que utilizan los centros comerciales para que la mayoría de los clientes se encuentren cómodos. Es decir, sin sofocos o que, por el contrario, pasen frío.
Todo influye a la hora de comprar y lo han estudiado a fondo. La solución no es sencilla. Siempre quedará alguien insatisfecho. Eso sí, que sean más o menos depende fundamentalmente de dos factores. Lo mismo que sucedía con las búsquedas de Google con relevancia e interés… Pues si se habla de la temperatura y calefacción esta siempre quedará determinada por la actividad que se esté desarrollando y la ropa que se lleve puesta. Obvio, pero a veces se olvidan los detalles. Ahí está la clave, en ir convenientemente vestido para cada ocasión porque, además, hay grandes diferencias. Eso, sin tener en cuenta que hay mucho en juego. Por cada grado de más el consumo aumenta en un 7%. Algo que, sin duda, se nota en la factura. Pues para evitarlo no hay más que echarle un vistazo a la gráfica porque, ¡funciona casi siempre!
Así, una temperatura de en torno a los 21ºC en invierno y a los 25ºC en verano con la ropa adecuada es un buen principio. Para dormir con edredón se puede bajar perfectamente hasta 18ºC.
También a la hora de la siesta. Incluso destapado sin sabanas ni nada. Pues con un pijama de invierno se podría dormir plácidamente, de roncar y todo, a unos 23º, pero no para todos. El rango de temperatura para esta actividad iría desde los 20ºC a los 28ºC. Cuanto más cerca esté el termostato de uno de estos extremos habrá un mayor número de insatisfechos. Es decir, personas que pasan demasiado calor o, por el contrario, frío. Sin embargo, así no sería suficiente con bañador y camiseta. Sí, hay grandes diferencias dependiendo solo de la ropa. Vestidos de verano se necesitarían 31ºC en casa para estar realmente cómodos. La diferencia es de 8ºC respecto a la indumentaria de invierno. Demasiada porque si cada grado de más es un 7% extra en el recibo… ¡50% de más solo por no ir vestido adecuadamente! Mucho dinero para dejarlo escapar.
Así, se podría ir aplicando el algoritmo estancia por estancia de un hogar teniendo en cuenta además el tipo de actividad que se realiza y la vestimenta. Si se va a ver la televisión con jersey 20ºC serían suficientes. ¡Cuidado!, porque con ropa de verano son necesarios 7º más. Lo mismo sucede con el estudio o el teletrabajo. La temperatura confort para la mayoría aún bajaría un poco más. Con jersey desciende a 18ºC y en pantalón corto a 26ºC. Pues con un poco más de intensidad física, por ejemplo, realizando labores domésticas como cocinar o limpiar, es ya casi imposible hacerlo con jersey. 22ºC con camiseta y poco más. Quizá por eso sea el momento más adecuado para ventilar bien la casa, ¿no? Funciona. Eso sí, lo difícil seguirá siendo compatibilizar la temperatura de personas que comparten estancia, pero no actividad. Interesante lo de los algoritmos para solucionar problemas…
