Tanta es la electricidad que se está produciendo en las horas centrales del día que se están poniendo restricciones a la generación fotovoltaica. Más de la que se necesita… Entonces, ¿cómo aprovechar al máximo la energía del sol?
A todo el mundo se le ha pasado por la cabeza en algún momento. Ir por la carretera camino del destino de vacaciones y ver los molinos parados. No los de Campo de Criptana que llevan así desde que Don quijote los confundió con gigantes y de eso ya ha pasado un tiempo. Por cierto, de los 34 que se cree que hubo allí solo quedan 10, pero la mitad tienen la maquinaria intacta y podrían ponerse en funcionamiento. Forman parte del paisaje y, sin embargo, están detenidos como buena parte de los aerogeneradores más modernos. Pasa en La Mancha y en cualquier otro lugar de España. Lo curioso es que si uno para y abre la ventanilla se nota el viento. Por eso, no se entiende que, siendo una de las fuentes más baratas, no estén siempre generando energía. Pues lo mismo está empezando a suceder con la fotovoltaica.
Es muy llamativo que, en estos tiempos y con la crisis energética aún sin terminar de resolverse pasen estas cosas. La gente ha buscado soluciones. Muchas son las personas que han puesto paneles solares sobre sus tejados. En edificios y, sobre todo, en viviendas particulares. Hoy hay más potencia fotovoltaica instalada que nunca, pero incluso así, ahora que han llegado los meses más soleados del año no se puede utilizar toda la energía que pueden generan. La capacidad de almacenamiento de esas pequeñas instalaciones, y también de los macro parques solares es muy limitada. De hecho, prácticamente inexistente. La duda siempre está ahí: ¿qué sucede con toda esa energía sobrante? ¿Se pierde directamente sin que nadie pueda beneficiarse de ella? Muy importante porque, como ha explicado Jorge Morales de Labra en 120 minutos de Telemadrid ante esta situación pasan dos cosas muy diferentes.
Por un lado, están las grandes plantas, precisamente los llamados macro parques solares. Tanta es su producción en las horas centrales del día que están teniendo problemas de evacuación. Generan más de lo que el sistema puede absorber. Justo en esos momentos, Red Eléctrica les envía una señal para que la reduzcan. Así, por ejemplo, a una central fotovoltaica de 400 MW le dicen que la baje a 300 MW. Las restricciones son cada vez mayores. Empiezan a ser relevantes e, incluso, se ha publicado en prensa y medios de comunicación. Por este motivo, a lo que obliga es a replantearse el proceso. Pone de manifiesto la necesidad de potenciar el almacenamiento de toda esa energía. En vez de tirarla, o mejor dicho desperdiciarla, guardarla en baterías para utilizarla después cuando más se necesita. Es decir, normalmente por las noches.
Eso, por un lado, porque por el otro la gente que tiene paneles solares en su casa no tiene nunca restricciones de ningún tipo. Sin embargo, tiene otra consecuencia para ellos. Les afecta y mucho la bajada del precio. Evidentemente si hay una inyección muy grande de energía solar y no hay mucho consumo… se desploma. Ya se ha visto durante el pasado mes de abril. Muy soleado, pero poco caluroso. No ha hecho falta poner el aire acondicionado ni tampoco la calefacción. Las temperaturas fueron suaves, pero cuando hay tanto excedente de energía solar se hunde casi a cero. Así, a las instalaciones domésticas, no es que les corten la producción ni nada parecido. Sencillamente lo que ocurre es que los excedentes se los van a pagar a ese mismo precio. Deja de ser un negocio tan rentable o interesante como en otras épocas del año.
La energía que se genera y se utiliza en la propia instalación es perfecta, pero a la que sobra… no se le puede sacar tanto rendimiento. De ahí la importancia de dimensionar correctamente las instalaciones de autoconsumo.