Más beneficios para las eléctricas. El Tribunal Supremo anula la retroactividad del llamado canon hidráulico y obliga a Hacienda a devolver 500 millones de euros por el cobro indebido de la tasa a Acciona, Endesa e Iberdrola.
Con lo difícil que es que toquen los Euromillones a alguno va y le toca dos veces, ¡en el mismo día! Increíble, pero cierto. La causalidad ha querido que en la misma jornada en la que una de las grandes empresas eléctricas presente sus resultados, milmillonarios, por cierto, encima les ha tocado otro premio gordo. Sí, 1.000.000.000 de euros de beneficios en el primer trimestre a los que tendrán que sumar su parte de los 500.000.000 de euros que Hacienda tendrá que devolverles a Acciona, Endesa e Iberdrola. No está nada mal. Decisión del Tribunal Supremo contra un Decreto aprobado en 2015 por el Gobierno que impuso un canon hidráulico a las eléctricas. Es decir, una tasa por el uso del agua para generar parte de la energía. El impuesto se impuso con carácter retroactivo desde 2013 y es ahí donde entra la resolución judicial.
Elimina la retroactividad y, por tanto, obliga al Estado a devolver lo cobrado entre 2013 y 2014. En total, 500 millones de euros. Eso, más el 5% de interés procesal durante todos estos años. Mucho más de lo que les hubiera ofrecido cualquier entidad financiera por depositar a plazo fijo el dinero. Negocio redondo. Todo son beneficios para las grandes eléctricas. Y es que a veces con tantos ceros se pierde un poco la magnitud de las cifras. Solo para hacerse una idea el premio máximo jamás entregado en los Euromillones ronda los 200 millones de euros. El más alto de la Primitiva no ha llegado nunca ni a la mitad. Y el Gordo de Navidad tan solo es de 4 para los que lleven la serie entera y para eso hay que jugarse 200 euros. Casi nada comparado con los 1.580 millones de dólares de la Powerball americana.
Filomena, mercados, derechos de CO2… Con la de cosas que pasan en el sector energético cómo es posible que al final las dos grandes eléctricas ganen siempre mil millones al trimestre.
Muchos no lo recordarán ya, pero todo comenzó en el año 2013. Entonces, Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y José Manuel Soria como ministro de Industria, Energía y Turismo, prometieron revolucionar el sector energético. Iniciaron una profunda reforma y la basaron en tres pilares: (1.) Reducir, en parte, los beneficios de las compañías eléctricas que ya por aquella época también eran escandalosos. (2.) Subir el recibo de la luz a los consumidores y cumplieron. ¡Vaya si lo hicieron! Y, por último, (3.) recortar las primas a las renovables. Lo del impuesto al sol y todo eso. Bien, pues como ha contado Jorge Morales de Labra en Las cosas claras de La1, con el paso del tiempo se ha demostrado que ya no queda nada esto. Absolutamente nada del supuesto esfuerzo que iban a hacer las eléctricas por ajustar el recibo de la luz.
Todo porque la gran medida, la que realmente tenía importancia porque no salía directamente del bolsillo del consumidor, era esta. Pues, ya no queda casi nada. Lo que se decidió para hacerlo fue crear el canon hidráulico. Es decir, cobrar a las centrales hidroeléctricas por el uso del agua y ahora toca devolverlo. Al menos en parte. No hace falta recordar que es la forma más barata de producir energía. Tampoco que luego, por cosas del mercado marginalista, la venden muy cara. De hecho, al mismo precio que el de la central más cara que se necesita para satisfacer la demanda. Lo que el director de Próxima Energía, llama vender agua a precio de champán y que genera beneficios extraordinarios. Tantos que encima van y les llaman caídos del cielo. O de la Agencia Tributaria, más bien, y lo que no hace falta recordar es que Hacienda somos todos.
El de la electricidad es un sistema marginalista en el que las tecnologías más baratas desplazan a las más caras, pero, en realidad, únicamente funciona cuando hay competencia.
Sí, la misma que se queda con gran parte de la recaudación y también de los premios. Así, se estableció es un impuesto adicional para estas centrales. Eso sí, con tan mala suerte que, aunque se puso en marcha en 2013, como el resto de reformas, se aprobaron todos los detalles dos años después. Por eso, ahora dice el Supremo que se debe aplicar solo desde esa fecha. Que no hay carácter retroactivo que valga y que hay devolver lo que se había cobrado. Es decir, los 500 millones de euros. Por lo menos en esta ocasión no van salir del bolsillo de los consumidores. No los tendrán que pagar en sus recibos como ya ha pasado en otras ocasiones. Vaya, que les ha tocado la Lotería y eso que aún tienen en juego el premio gordo. Más de 30.000 millones de euros de los Fondos europeos.