¿Qué es el sistema marginalista y cómo funciona? La subasta eléctrica tiene una serie de curiosidades que la hacen única y que son imprescindibles para entender cómo se establece el precio de la luz.
A la de una, a la de dos y ¡adjudicado! Como en las de arte … pero sin martillo de madera para cerrar los acuerdos. Por la televisión y el cine, más o menos, ya no hay casi nadie que no sepa como funciona una subasta. Sin embargo, si se habla de electricidad la cosa cambia. Empezando porque no hay martillo de madera para cerrar los acuerdos. Por cierto, que también funcionan al revés, hay muchas más ofertas que compradores. De hecho, solo hay uno: el sistema eléctrico. De perfectos desconocidos a enemigos íntimos, aunque tiene un montón de curiosidades.
En el mercado eléctrico al ser un sistema marginalista, todas las centrales cobran por la luz el precio de la tecnología más cara que ha entrado en producción para satisfacer la demanda.
El funcionamiento, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Zona Value TV, es básico. Más sencillo de lo que parece para, en realidad, toda la complejidad técnica que esconde por detrás. El que hace que todos los platos del menú cuesten lo mismo con independencia de los ingredientes que incluyan o del proceso de elaboración. El mismo que cobra el agua a precio de champán o cualquier pescado o marisco de la lonja al de los percebes. Algo más complicado, pero no demasiado. Es decir, las centrales eléctricas ofertan a diario en un mercado en el cual lo más importante, y una de sus características esenciales, es que el precio es distinto a cada hora del día. Eso y que además lo determina la última oferta que llega para satisfacer la demanda. Siempre al del más caro. Al del cava o el del jamón ibérico de bellota.
De este modo, todas las centrales que van a producir electricidad van a cobrar exactamente el mismo precio. El de la última oferta que es lo que se conoce como precio marginal. Puede parecer más justo o menos. El sistema marginalista tiene algunos pros, cada vez menos, y sobre todo contras. Tampoco es que sea nuevo ni único de España. Es así en toda la Unión Europea y tiene su lógica. En la medida en que las redes eléctricas están interconectadas físicamente todas las centrales con independencia de su ubicación pueden participar en la subasta de cualquier país. Mercado común también con la luz. En la española no solo entran ofertas nacionales también pueden llegar de Francia, Alemania, … o hasta Austria. En el caso de España es un poco más limitado al tratarse de una interconexión débil con el Norte de Europa.
Si eólicas y solares suelen entrar en la subasta a 25 euros por MWh, con el llamado coste de oportunidad, las hidroeléctricas lo hacen a 200. Siempre al máximo que marca el gas.
Con Portugal es diferente. No es que la posibilidad de intercambio sea infinita, pero casi. En la práctica apenas hay limitaciones de importación y exportación de electricidad. Algo que provoca que el precio en ambos países sea casi idéntico. Puede haber alguna variación, pero es mínima. Sin embargo, por eso también, con otros como Alemania o Francia la diferencia suele ser mayor. A veces más barato, casi siempre más caro. Si hubiera una interconexión tan alta en toda la Unión Europea la luz costaría exactamente lo mismo en todos los rincones del continente. Eso sí, independientemente del precio final que pagan los consumidores lo que no cambia es el mecanismo marginal que lo establece. Siempre el mismo. También más allá de restricciones y fronteras hay que tener en cuenta otra cosa.
Sea como sea y vengan de donde vengan, no todas las centrales están disponibles y produciendo en todo momento. Aun así, están obligadas a hacer una oferta para el día siguiente en el llamado mercado principal que se cierra a las 12 de la mañana del anterior. Por tanto, lo hacen siempre en base a una previsión de la cantidad de energía que estiman podrán producir en cada hora. Así, las renovables lo hacen en función de su recurso primario. Es decir, de la meteorología. Del viento y del sol fundamentalmente. La lluvia y el agua importan algo menos puesto que se pueden almacenar. Por otro lado, las centrales convencionales tienen en cuenta otros factores: materia prima y también disponibilidad. Nadie puede vender lo que no tiene. Completamente lógico. Si están en parada de mantenimiento no pueden participar en la subasta.
Hasta ahí todo bien, pero aún hay más… Por otro lado, están los servicios del sistema. Centrales que además de participar en el mercado principal lo hacen en el secundario que se utiliza para ajustar oferta y demanda. Es decir, por estar disponibles y a punto para incrementar la potencia y producción en el caso de que ser necesario.