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Casi el 30% de las 7 Tm. de CO2 de las que es responsable cada ciudadano provienen directamente de la calefacción. Es la hora de buscar una alternativa renovable y sostenible
Una cifra que puede ser aún mayor dependiendo del sistema utilizado. Hasta 4 Tm. de gases de efecto invernadero emiten las calefacciones de carbón que, afortunadamente, quedan pocas. Más del 50% de la huella de carbono de cada español se va, directamente, por la chimenea. Esta debe ser la primera motivación para todas aquellas personas que estén pensando en cambiar a una calefacción renovable. El futuro del planeta está en todo lo que se hace, incluido calentarse.
Existe una sorprendente relación entre el precio de calefacción y emisiones de CO2. Cuanto más contaminan, más caras son
A esto se le puede añadir que el Instituto Juan Sebastián Elcano acaba de desvelar que para el 90% de los españoles el cambio climático es la principal amenaza a la que tiene que hacer frente la Humanidad. Sí, para 9 de cada 10, lo que confirma la magnitud del problema y la conciencia social que ha desarrollado la sociedad. La motivación es clara. Tanto que cada vez a más gente le parece una locura quemar gasoil como sistema de calefacción. En realidad, lo es.
Y, por supuesto, también hay una motivación económica. Los sistemas renovables son más baratos. De hecho, existe una curiosa correlación entre el precio de calefacción y emisiones de CO2. Cuanto más contaminan, más caras son. No hace falta ni sacar la calculadora. Si con gasoil se necesitan unos 800 euros al año para alimentarla, el precio con biomasa sería de en torno a 500 euros. Aún hay más, porque con aerotermia el coste desciende a los 400 euros y con geotermia hasta los 300. Es como para ni pensarse invertir en biomasa, aerotermia o geotermia, tal y como ha explicado Jorge Morales de Labra en el programa Más vale Tarde de La Sexta.
Para reducir el impacto de la calefacción en el medioambiente hay 3 tecnologías consideradas como renovables o limpias: biomasa, geotermia y aerotermia.
El primero, y más extendido, de los sistemas de calefacción renovable o sostenible es la (1.) biomasa. La combustión de pellets de madera prensada en una chimenea. Su uso cada vez está más extendido en zonas rurales y solo produce 0,3 Tm. de CO2 al año. Emisiones casi 0, muy bajas y, aunque muchos no lo crean, son por ineficiencia en el propio proceso. El motivo es que los gases de efecto invernadero que se generan ya se encontraban en la Troposfera. No proceden del subsuelo. Ya estaban aquí, entre nosotros, en los árboles, pero en otra forma. Lo que se hace de este modo es recircularlo dentro de la atmósfera.
También nada más natural que aprovechar el calor del subsuelo con la (2.) geotermia. Si se hiciera un agujero en el suelo, a unos 200 metros de profundidad, la temperatura es siempre constante. ¡25º todo el año!, y eso significa calor en invierno y frío en verano. Eficiente, pero con restricciones. Sobre todo, en las grandes ciudades en donde al perforar se pueden encontrar tuberías o, incluso, el metro. Aún así, hay comunidades de vecinos que ya usan la geotermia como calefacción renovable. No es algo exclusivo de chalets ni de grandes casas. Lo mejor son sus bajas emisiones de CO2 (0,5 Tm.) y su precio. Menos de 300 euros al año en electricidad.
Y tan natural como utilizar el calor de la tierra es hacerlo con el del aire. (3.) Aerotermia es posible que sea una palabra nueva para muchos, pero dará mucho que hablar. Consiste en eso, utilizar el aire exterior para enfriar o calentar espacios. Muy parecido, por tanto, a los sistemas de aire acondicionado y bomba de calor que ya se pueden ver en multitud de hogares. Con una diferencia en vez calentar el aire interior lo hace con un circuito de agua que pasa por unos radiadores llamados fan coil. Sencillo y muy efectivo. Tanto que sus emisiones de gases de efecto invernadero son de 0,7 Tm. al año. Además, cada vez serán menores en la medida que se vayan incorporando más renovables al sector eléctrico.
9 de cada 10 españoles considera que el cambio climático es la principal amenaza a la que tiene que hacer frente la Humanidad en los próximos años
Lo que sí que hay que pensarse muy bien son todos los detalles mediante un exhaustivo estudio previo. La inversión inicial puede variar mucho dependiendo del sistema de calefacción elegido y de las características de la instalación. No es el mismo presupuesto de la aerotermia teniendo que cambiar todos los radiadores de la casa que sin tener que hacerlo. Solo es un ejemplo. Lo mismo sucede con la biomasa si no se dispone de chimenea. Todos los casos deben ser estudiados para conocer costes, ahorro y tiempo de amortización. Al final, más tarde o más temprano, las cuentas serán positivas, sobre todo, para el planeta que siempre saldrá ganando.