¿Mercado regulado o libre? ¿fija o variable? ¿Qué es el PVPC? ¿Por qué unas ofrecen descuentos o incluso electricidad gratis durante horas y otras no? ¿Cuál interesa más? Estas son las diferencias de las tarifas más habituales.
Entender la factura de la luz puede parecer complicado. Sobre todo, por la terminología que se utiliza, pero en realidad es mucho más sencillo de lo que parece a simple vista. Cuando se mira precisamente, la factura de la luz lo normal es no comprender nada de nada. A pesar de todo, a la hora de contratarla solo hay dos opciones. Bueno, en verdad tres, pero antes de llegar a esta última, lo importante es conocer bien las restantes.
Tarifas a precio fijo: estabilidad, pero más caras.
Las primeras, por ser las más frecuentes, son las llamadas fijas. Sin ninguna dificultad porque lo normal al dar de alta el servicio es que le ofrezcan a todo el mundo un precio cerrado por cada kWh que consuma. Sencillo. Por ejemplo, a 15 céntimos. Puede parecer un buen precio. Además, luego lo suelen adornar con descuentos, un buen número de horas al día con la electricidad gratis u otras fórmulas comerciales de lo más creativas. Por vender pueden llegar a ofrecer hasta seguros para naves espaciales. Es decir, cosas que no sirven absolutamente para nada. ¡De lo más atractivo, pero poco práctico! Lo malo es que a la larga suelen salir muy caras. Aun así, son las más extendidas. Aproximadamente el 70% de la población tiene contratada una tarifa fija. Además, a pesar de lo que puede parecer, el precio sí que cambia, cuando toca revisión.
Tarifas variables: la opción más barata.
Luego, por oposición, están las variables. Las que están directamente vinculadas o indexadas. Dicho así, suena complicado, pero no lo es tanto. Tan sencillo como saber que el precio de la energía consumida es diferente para cada hora del día todas las semanas del año. No es lo mismo a las 3 de la mañana que a las 2 de la tarde ni un martes que un domingo. La ventaja es que el coste es directamente el de mercado. Ni más ni tampoco menos. Se paga justo lo que cuesta producirla, que siempre es diferente. Por eso, solo tienen una desventaja y es que no se conoce el coste de antemano. Tan solo desde el día anterior para las 24 horas siguientes. Eso sí, también con un poco de planificación se pueden conseguir grandes ahorros. Requieren un poco de atención para detectar el horario más barato de todos.
La gran diferencia entre las tarifas fijas y las variables es que con las primeras uno sabe lo que va a pagar de antemano, habitualmente siempre de más, y con las segundas se consigue un mayor ahorro si se elige bien el horario.
Tarifas híbridas: el nuevo PVPC.
¿Fija o variable? Esta es básicamente la diferencia porque luego esto no aplica a la tarifa oficial o regulada por el Gobierno. De hecho, el PVPC era la fórmula variable más extendida. No tenía rival porque las compañías eléctricas no pueden intervenir para fijar márgenes y, además, como en las anteriores el precio era el que era. Es decir, el que fijaba el propio mercado. Sin trucos ni engaños, solo el coste de la energía, además, de los cargos y peajes. Sin duda, era la más barata de todas y, por tanto, la más recomendable hasta el 31 de diciembre de 2023. Sin embargo, a partir de esa fecha, por obligación de la Unión Europea, tiene un componente fijo. Mezcla ambos modelos, pero esta última parte, ante la bajada de los precios de la luz, la está encareciendo. Aproximadamente 2 céntimos de euro por kWh.
Es decir, que ahora con la tarifa regulada, aunque el precio de la luz sea gratis para el resto de las tarifas variables, como mínimo tendrán que pagar 0,02 euros/kWh debido a que ha incorporado un componente fijo.