Contra el alto precio de la luz… paneles solares. Energía limpia y verde que no se consume de la red y de la que se cobra por los excedentes. Todos los secretos del doble ahorro fotovoltaico.
Nada parece suficiente para contener el precio de la luz. No solo continúa subiendo, sino que además parece no tener límites en su escalada. Incluso, cuando parece que ya ha tocado techo va y al día siguiente se vuelve a incrementar. Ni siquiera la rebaja de la fiscalidad le ha bastado y en poco más de un mes la ha neutralizado. Ha llegado el momento de valorar otras iniciativas y los paneles tienen mucho que decir. Ya se sabe… la energía más barata es la que no se llega a utilizar (eficiencia), pero mejor aún es la que se produce en casa para el propio uso. Energía para el autoconsumo, instalación de baterías, o sistemas de climatización sostenible. Hay más y para la puesta en marcha de todos habrá importantes ayudas hasta el 2023.
Más de 1.300 millones de euros en los próximos dos años… que además permitirá crear más de 25.000 empleos directos e indirectos y con los que se espera instalar cerca de 2.000 MW nuevos de energía renovable. También se evitará la emisión a la atmósfera de un millón de toneladas de CO2 que no está nada mal. Eso sin contar con que puede ser otra solución a las facturas que tampoco dejan de crecer. La de julio fue de nuevo la más cara de la historia, pero solo hasta que llegue la de agosto y así sucesivamente. Pues la respuesta al problema, como ha contado Jorge Morales en el programa del verano de Telecinco, mide 2 metros de largo por 1 de ancho. Doble ahorro. Tan sencillo como las dimensiones de un panel solar de los que ya hay en los tejados.
No hay reglas fijas, pero lo mínimo suelen ser cuatro paneles por casa. Las residencias más grandes pueden llegar a tener hasta veinte. Por tanto, a 2m2 la superficie máxima podría llegar hasta los 40m2. Importante tenerlo en cuenta. Luego todos los paneles solares se van conectando entre sí formando un circuito cerrado que al final se conecta al llamado inversor. El auténtico cerebro de la instalación. Solo uno. El mismo para todos los paneles que suele estar cerca del cuadro de contadores. Todo a mano, manejable y de aquí sale directamente conector a la corriente general de casa. En principio todo muy sencillo. Tan solo dos elementos: circuito fotovoltaico, eso sí, bien fijados en el tejado y un inversor que transforma la energía en corriente eléctrica.
Y a partir de aquí se abre un nuevo mundo de posibilidades para reducir al máximo la factura de la luz. El camino hacia el recibo cero o incluso negativo se puede ver en tiempo real a través de sencillas herramientas de monitorización como en el caso de esta instalación de 12 paneles que ya está funcionando en Ciudad Real. Por un lado, se puede ver la producción que como es lógico comienza con los primeros rayos de sol en torno a las 8 de la mañana y por el otro aparece el consumo minuto a minuto. Sobre todo por la noche cuando cae la producción y hay que recurrir a la red eléctrica convencional. Pues el autoconsumo es la parte de la energía suministrada por los paneles solares en lugar de comprarla a la compañía eléctrica como siempre.
La clave de una instalación fotovoltaica es realizar un buen diseño para alcanzar el máximo grado de autoconsumo sin que se disparen los excedentes. Además, su correcta gestión es fundamental para rentabilizar la inversión.
Ahí está el primero de los ahorros. Importante poder controlarlo en tiempo real para concentrar el consumo de los electrodomésticos en las horas centrales del día. Sí, aquellas en las que hay mayor producción. También para cargar el coche eléctrico. Solo hay que ver el histórico del consumo para comprobarlo. Todo está bien registrado. Más fácil de lo que parece y no hace falta tener grandes conocimientos para verlo. Solo hay algo de consumo de la red por la mañana a primera hora y también por la noche como es lógico, pero también es relevante el excedente y está muy concentrado. Hay energía que sobra y se re inyecta a la red. Cobrando, por supuesto. Doble ahorro. Autoconsumo de energía por la que no se paga y, además, recibiendo una compensación por el excedente. Más cerca de la factura cero incluso con altos precios de la luz.
