Ni negro como el carbón, ni tan sostenible como las renovables. Evidente. El gas natural no es energía verde, pero puede ser una solución temporal e intermedia para reducir las emisiones de CO2.
Los expertos en marketing lo saben. El nombre de una compañía o producto es la clave, pero el apellido también. Tanto es así que hay auténticos especialistas en naming, precisamente, para eso y los que pusieron el de gas natural sabían bien lo que hacían. Solo la denominación plantea todo tipo de dudas. Evidentemente que procede de la naturaleza, pero de natural o sostenible poco más. La verdad es que genera cierta confusión. Pues ahora, además, la Comisión Europea le quiere colgar la etiqueta de verde. Igual que a la energía nuclear que, en realidad tampoco lo es. No tiene mucho sentido, pero hay muchos intereses en juego como la financiación de estas y otras tecnologías durante la Transición Energética. Sea como sea en lo que todo el mundo está de acuerdo es que en ningún caso se deberían denominar así.
Aunque lo cierto es que al gas natural tampoco se le quiere catalogar como verde exactamente. Más bien como algo intermedio. Es evidente que emite CO2 y aquí ni hay discusión posible. Si con la energía nuclear ya estaba claro que no podía ser verde por diferentes motivos aquí ya no hay ninguna duda al respecto. Tampoco lo puede ser y esta es la principal razón… Sin embargo, si se le compara con otros combustibles fósiles como mal menor puede que no esté tan mal la inversión temporal en este tipo de centrales. En España no es necesario, pero quizá sí en otros países como Alemania es importante. En este momento, gran parte de la generación eléctrica alemana se sigue realizando con carbón. Lo siguen utilizando habitualmente mientras que aquí ya es totalmente residual. Así, sustituirlo por gas puede ser una buena idea especialmente para el planeta.
En el camino hacia el nuevo modelo energético hay que ir viendo qué tecnologías hay que ir desmantelando y abandonando poco a poco para que vayan siendo sustituidas por renovables.
Mientras el carbón emite más de 1 Tm. de CO2 por MWh, el gas natural las reduce a tan solo 0,2. 80% menos. Por tanto, como medida intermedia puede ser una solución para llegar a cumplir los objetivos. No es verde que te quiero…, pero tampoco negra como el carbón. Así que, a lo mejor, si la medida es tan solo temporal hasta que se pueda llegar al 100% renovable podría ser considerada como gris. Todo para que los bancos puedan financiar en condiciones más ventajosas la inversión. Y esto, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Hora 25 de Cadena SER, tiene mucho más sentido que hacerlo con la energía nuclear. La razón es muy sencilla… Es algo que se ha podido comprobar a la perfección durante el pasado 2021 y, además, de una forma muy cruda. Incluso se sigue notando en las facturas de la luz.
Y es que durante la Transición Energética no se puede dejar de invertir en ciertas tecnologías. Se puede ir limitando progresivamente, pero impensable dejarla a cero. No tiene sentido porque la mayoría de las personas sigue teniendo un coche que funciona con derivados del petróleo o una calefacción de gas. Todavía es lo más habitual. En caso contrario y hasta que se lleguen a sustituir por completo los combustibles fósiles las facturas van seguir siendo literalmente insoportables. Cada vez más y es solo el principio. Son muchos los detalles a tener en cuenta… Pero por este y otros motivos, se podría estar en parte de acuerdo en lo siguiente: Que el gas natural, en la medida en que esté controlado y se utilice solo para sustituir a otras fuentes más contaminantes durante un periodo de tiempo limitado, pueda tener cierto apoyo financiero.
