No hay que buscar mucho en la caja de herramientas porque para bajar el precio de la luz solo hay dos instrumentos. Escasos, pero muy poderosos para reformar por completo la composición del recibo.
Ni martillos, destornilladores, o serruchos. Tampoco amoladoras, taladros o caladoras. No se trata de eso. De los programas de bricolaje se pueden aprender muchas cosas. Sobre todo, que todo tiene solución y se puede reparar. Siempre hacen fácil lo más difícil, pero luego a la hora de la verdad es cuando surgen los problemas. Pues a ver quién es el manitas que arregla esto del precio de la luz. Aviso, no más clavos no va a ser suficiente. La segunda factura para un mes de enero más cara de la Historia. Solo en los primeros 15 días ha subido el 40% respecto a la media de 2020. Demasiado. No hay lijadora que pueda con tanto desnivel. Aún hay más, goteras en el tejado. La evolución del precio de la electricidad para los próximos meses dependerá de los mismos factores que la han hecho subir ahora.
Mala pinta tiene la cosa. Está que echa chispas. Con todo, el Gobierno asegura que, a pesar de este episodio puntual, el recibo de 2021 puede ser aún más barato que el del pasado año. Más aún y eso que no solo fue el más barato de la última década, sino también casi de todo el siglo XXI. Eso sí, para conseguirlo necesita de algunas reformas. Manos a la obra, no hay tiempo que perder. Lo más importante es encontrar primero los materiales e instrumentos adecuados. Pues, como ha explicado Jorge Morales de Labra en Código de Barras de la Cadena SER, tampoco hay que buscar mucho en la caja de herramientas. Tan solo hay dos. Por un lado, están los costes regulados, es decir, los que están fijados en el BOE y, por el otro, los impuestos que no son pocos. Pueden parecer escasas, pero son lo suficientemente poderosas.
Bajas temperaturas, aumento de la demanda, precio del gas elevado, ausencia de renovables… son las causas que combinadas hacen que el precio de la luz se ponga por las nubes.
De enorme poder, porque en una tarifa variable, que es la recomendable como la Cristalina de Próxima Energía, suponen cerca del 60% de total del recibo. Sí, más de la mitad del recibo depende directamente del Boletín Oficial del Estado y son tasas y costes regulados. El más claro de todos son los llamados peajes de acceso, aunque hay más. El transporte de la electricidad hasta todas las casas. Eso lo entiende todo el mundo. No basta con producir la energía también hay que llevarla hasta el consumidor. Pues toda la distribución la hace la misma empresa, aunque en cada zona haya una distribuidora diferente. El cable es el mismo para todos y, por eso, está regulada. No pueden cobrar lo que quieran. Tampoco se pueden llenar las ciudades de cables. No sería ni estético ni rentable. Por tanto, es el BOE quien determina su retribución.
Además, dentro de los costes regulados se incluyen muchas más cosas. Ahí cabe casi de todo. Desde las primas a las renovables hasta las compensaciones no peninsulares para que el precio en Baleares y Canarias sea el mismo que en Madrid, o la financiación del Bono Social Eléctrico para las familias más vulnerables y en situación de pobreza energética. Buenas noticias. Ya hay sobre la mesa un anteproyecto de Ley para repartir una parte de esos peajes. En concreto los que financian las energías renovables, la cogeneración eléctrica que beneficia a las industrias y a la producción de electricidad con residuos. Si sale adelante se trasladará a los combustibles más contaminantes. Importante también para el medioambiente. Solo con eso se puede reducir un 13% el recibo eléctrico. Eso sí, a costa de encarecer gasolina, gasóleo, gas natural o carbón.
2020 tuvo el precio más bajo no solo de la década sino prácticamente de todo el s XXI influido por el parón económico de la pandemia y el 2021 se pretende que sea aún menor.
En tan solo unos meses puede cambiar radicalmente la composición del recibo. Además, hay otras medidas que se están terminando de pulir. Sin ir más lejos, el próximo 1 de abril está previsto que entre en vigor un nuevo sistema de facturación. La nueva tarifa de la luz afectará a todos los consumidores. Especialmente a los domésticos, pero no a todos por igual. Medida de impacto e incidencia directa. Tanto como también la tendría una reforma fiscal. Sin embrago lo de los impuestos es mucho más complicado. El 21% de IVA del recibo de la luz es muy importante. Más de 10.000 millones de euros no pueden desaparecer de un día para otro de las arcas del Estado. De algún otro sitio va a haber que sacarlos. Por eso, más que chapa y pintura, lo que necesita es una reforma integral y no una demolición total. Manos a la obra.