Agua convertida en tierra y humedales en casi en desiertos por los desembalses a cambio de un precio ligeramente más bajo de la luz, ¿deberían limitarse los beneficios de hidroeléctricas?
La foto del verano no estaba en las playas sino en los embalses que además tienen su público. Agua convertida en tierra y humedales en zonas desérticas. Tiene importancia y no solo para el medioambiente. También para la España vaciada que tienen en el pantano su forma de vida. Secos, ahora ya es tarde. Por eso, para que no se vuelva a repetir tal desembalse se han puesto en marcha una serie de medidas para controlarlo. Han sido comentadas menos que las que van directamente a abaratar los recibos, pero ahí están. Eso sí, lo malo es que su puesta en marcha va ser un poco más lenta. El año hidrográfico comienza en octubre y es cuando se pondrán las nuevas restricciones. Sin embargo, en la práctica, habrá que esperar al próximo verano para ver los resultados y los embalses de nuevo con agua y llenos de vida.
Es el mercado… dicen las eléctricas. Por eso, precisamente, se han tomado cartas en el asunto con la medida estrella del Plan de choque para rebajar la factura. Les obligan a devolver parte de los beneficios extraordinarios que se están llevando por el alto precio del gas. Cobran 160 euros por MWh cuando sus costes de producción están por debajo de 30. No tienen nada que ver con esta materia prima y se benefician de la subida. Hasta el 500% de margen. Pues desde que se aprobó la medida el pasado 16 de septiembre la consecuencia es clara. Caída de la producción hidroeléctrica de entre el 50% y el 60%. Casi mejor se guardan el agua para cuando no haya que devolver 80 euros por cada MWh. La están reservando para otro momento. Todo justo una semana después, como ha señalado Jorge Morales en La hora de La1.
Nuclear, hidroeléctrica, eólica, solar … se han cuantificado los beneficios extraordinarios que obtendrían por el incremento del precio del gas y la cifra superaría los 20.000 millones de euros.
Ahora incluso va a ser peor. La dificultad es encontrar un punto de equilibrio entre el problema medioambiental y su influencia sobre el precio de la luz. Si no se produce electricidad con agua al final habrá que hacerlo con gas. Más caro y también contaminante. Todo está relacionado. Lo que no puede suceder nunca es que la demanda sea mayor a la oferta y se produzca un apagón. Por eso, hay que buscar un correcto balance entre ambas partes: entorno y recibo. Además, debe ser gradual y lo más importante a qué precio. Es decir, el agua es un recurso muy limitado, público y no tiene competencia. Nadie puede construir un embalse con su presa y todo. Los mejores sitios ya están cogidos y lo de anegar pueblos enteros en el s. XXI no estaría bien visto. No, no hay quien pueda disputarles sus gigantescos beneficios.
Por estos motivos no parece justo que las centrales hidroeléctricas puedan ofertar en la subasta a cualquier precio. Al que ellas quieran y esta es la clave de la cuestión. Además, es algo que no tiene fácil solución. Más que nada porque en toda Europa se hace de la misma forma. También hay cuestiones jurídicas que estrechan el margen de maniobra. Es un tema complejo y como no se puede modificar la Ley, de ahí la medida de que las compañías eléctricas devuelvan todos los beneficios obtenidos a causa de la subida del gas y de los derechos de emisión de CO2. Sin duda, una medida que traerá cola, sobre todo, en los Tribunales. No ha pasado ni una semana desde su aprobación y hoy ya se puede decir que, probablemente, en menos de un mes comenzarán los litigios. El primero en pronunciarse deberá ser el Tribunal Supremo…
Y eso también tiene sus consecuencias. La primera es evidente. En el caso que el Real Decreto no pase el visto bueno de los juzgados habrá lío asegurado. Y no solo en el terreno político, porque al final, como siempre, lo acabarían pagando los consumidores. También en las propias compañías eléctricas. Tendrían de nuevo sus beneficios y de propina volver a refacturar 27 millones de contratos en el plazo de un mes. Ya se sabe… siempre tienen las de ganar. Pues, no queda ahí la queja… también han llegado hasta Bruselas porque la consideran confiscatoria. Otra cosa es que todos los países de la UE tomen medidas de forma conjunta. Solo hay que fijarse en cómo lo hacen en Francia y Portugal con nucleares o renovables. Ayer mismo el Comisario de Energía se comprometió a dar respuesta conjunta al problema del gas y la electricidad. Habrá que esperar…
