Gas y nucleares, ¿verdes? A lo mejor son azul oscuro casi negro y solo durante un periodo de tiempo hasta que puedan ser sustituidas por renovables, pero ¿quiénes son los beneficiados de la taxonomía verde?
No hay ninguna duda. Europa será 100% renovable en el año 2050. Eso no cambia por muy de verde que se quiera poner a nucleares y al gas. No hay por dónde cogerlo y la Comisión Europea lo sabe a la perfección. Una por sus emisiones y la otra por la peligrosidad de los residuos. Así, que, digan lo que digan, no cuela. Ni verde, ni turquesa o cualquier otro color que le quieran dar. Tampoco negro como el carbón, pero casi. Si eso, a lo mejor, azul oscuro casi… El problema es qué hacer hasta que se arranque esa página del calendario y hay un ejemplo que lo explica a la perfección. No es ningún secreto. Todo el mundo lo sabe también. En breve, un par de décadas como máximo, los coches serán eléctricos. Sin excepción. Bajarán de precio y al final no habrá otros en los concesionarios.
Durante los próximos 10 años se invertirán en renovables el equivalente al 75% del PIB de España y que otras tecnologías sean consideradas como verdes significa que se pueda hacer en mejores condiciones de financiación.
Sin embargo, hasta que ese día llegue, cuando el último de combustión deje de funcionar, habrá que seguir yendo a repostar a la gasolinera. Por tanto, si ahora mismo se dejara de invertir en petróleo y ya no se extrajera más, el problema se iba a tener con el precio. Llenar el depósito iba a ser casi misión imposible. El máximo histórico que acaba de batir la gasolina con 1,53 euros por litro iba a parecer casi una anécdota. Y lo peor de todo es que la situación se iba a prolongar durante 2 o 3 décadas más. Es decir, hasta que el último coche de combustión desapareciera de la faz de la tierra. Así, como ha explicado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, lo que pretende la Unión Europea es evitar eso mismo durante el periodo de Transición Energética con todas las fuentes.
El carbón se ha acabado. Eso está claro y la solución que se ha encontrado es tan sencilla como que no se va a facilitar ni un euro a esta fuente de energía. Ni uno solo más. Sin embargo, lo que tampoco se va a hacer es dejar a nadie atrás y a los países que necesiten gas y nucleares para llegar al 2050 siendo 100% renovables se les va a facilitar la financiación en la inversión. Por eso, la Comisión Europea ha aprobado el reglamento sobre la llamada Taxonomía Verde. Así, se las reconoce como energías verdes pese a la opinión en contra de sus propios expertos y de varios países, entre ellos España. Sin embargo, aquí el debate es intranscendente. No se van a construir centrales de este tipo. Eso es seguro. Más que nada porque no se necesitan.
Ni negro como el carbón, ni tan sostenible como las renovables. El gas natural no es energía verde, pero puede ser una solución temporal e intermedia para reducir las emisiones de CO2.
Todo lo contrario que en Francia y Alemania que junto a las compañías eléctricas son las grades beneficiadas. Solo hay que fijarse en un dato… Puede parecer una cosa del pasado, de muy antiguo, pero en Alemania el carbón sigue siendo una de las principales fuentes de energía. Cerraron las nucleares quizá demasiado rápido y aunque su ritmo de implantación de renovables es intenso, aún es insuficiente. Aún tienen, nada más y nada menos, que 40.000 MW de carbón operativos. Mucho menos que en España que es irrelevante y apenas llega a los 1.000 MW. Prácticamente residual. Sin embargo, allí tienen que cerrarlas y sustituirlas rápidamente. Cuanto antes mejor. Seguirán instalando más eólica y solar, pero mientras tanto van a necesitar también algo de gas. Por eso han presionado tanto para que sea considerado como verde y se garanticen las inversiones.
Y a Francia le pasa un poco más de lo mismo… pero con las nucleares que suponen casi el 70% de la generación. De modo que si no les dejan seguir invirtiendo en esta tecnología no llegarían a sustituirlas todas por renovables antes de 2050. No les daría tiempo. Eso sí, España tampoco tiene este problema. De los más de 100.000 MW instalados apenas el 7% son nucleares. Es una cantidad muy pequeña y, además, hay un calendario programado de sustitución por renovables. Sol y viento que, por cierto, son mucho más baratas todavía. Por tanto, sí que influye de forma directa en el precio que se paga en los recibos. Otro dato importante: la potencia instalada de gas no llega a 26.000 MW y nunca se llega a utilizar su máximo potencial. Hay de sobra y tampoco se necesitan más.
