Mucho más que en la mayoría países de Europa cuando el sistema de fijación de precios es el mismo y el coste del gas y de los derechos de emisión de CO2 son igual de altos. Entonces, ¿por qué es más cara la luz en España?
Las comparaciones son odiosas y por eso hay índices para relativizarlos. El más curioso es el del Big Mac. La hamburguesa más popular del mundo le sirve a The Ecomonist para analizar el nivel de vida en los más de 120 países en las que se sirve. No está mal para ir abriendo boca. Pues en este sabroso ranking España está justo en la media de la Unión Europea. 3,95 euros sin patatas ni refresco, pero casi la mitad de lo que cuesta en Suiza o Suecia. Algo más barato también que en Italia y Francia y, sin embargo, más que en Reino Unido. Curioso, pero, sin lugar a dudas, lo que mejor funciona es siempre compararlo con el salario medio. Pues en todos esos países no es solo superior, sino que, además, la mayoría lo duplican o incluso un poco más.
Más grave que lo del fast food es lo del precio de la luz. La electricidad en España es de las más caras del continente. Por encima de países como Holanda, Alemania o Francia en los que la renta es mucho mayor. Sin embargo, aún hay algo más sorprendente como ha explicado Jorge Morales en Capital de Intereconomía. Lo más curioso de todo es que el mecanismo de fijación de precios es el mismo en toda la Unión Europea. En todos sin excepción se aplica el sistema marginalista y ya se sabe… Aquel en el que la última central necesaria para satisfacer la demanda es la que estable la retribución de todas los demás. Por eso, aún se entiende que ni en el centro de Europa ni mucho menos en el Norte se estén viendo precios por MWh como los que hay en la Península.
Mientras en España el precio de la luz supero los 90 euros por MWh en Francia o Alemania no llega a los 80. Muy alto también para la época del año, pero en torno a un 10% inferior.
No, no hay quien lo entienda porque, además, el precio del gas es más o menos igual para todos los países y los derechos de emisión de CO2 también. Así, casi en igualdad de condiciones, la luz hoy en Francia o Alemania cuesta en torno a 90 euros por MWh. Alto, pero no son ni por asomo los 100 de España. De hecho, un 10% más, pero ¿por qué es más caro encender la freidora o la parrilla para hacer las hamburguesas aquí? Por dos razones fundamentalmente. La primera es que son más eficaces a la hora de comprar materias. Así, cuando se habla del precio internacional del gas es para Holanda y, claro, luego hay que traerlo a España. Deficiencia del sistema que hace que el mercado español sea un poco menos competitivo. Tampoco mucho.
Eso es así, pero la segunda razón es mucho más importante. Tiene que ver con la profundidad del mercado y eso quiere decir lo siguiente… En España el 100% de la producción está sometida a este modelo de subasta mientras que en otros países no. Alemania y Francia, por ejemplo, solo aplican el sistema marginalista a algunos restos de la generación. Allí las eléctricas lo usan para ajustar sus posiciones. Es decir, como máximo se aplica el mecanismo de fijación de precios al 20% o como máximo al 30% del total. La mayor parte de la energía tiene una retribución fija establecida en contratos a largo plazo. Así, los consumidores franceses y alemanes no notan tanto el incremento en los recibos. Tiene menor impacto y eso sin tener en cuenta el nivel de vida en cualquiera de sus indicadores.