Tanto para aprenderse los horarios de la nueva tarifa de la luz y ahora puede ser que las horas más caras del día no siempre coinciden con las del periodo punta. Estas son las claves para averiguarlo.
La subida del precio de la luz lo ha cambiado todo. Hasta los horarios y no es por la vuelta al cole o a la oficina. Como cada vez que se acerca el mes de septiembre vuelven los despertadores, los madrugones y, por supuesto, los atascos. Tampoco es para poner la lavadora o aprovechar mejor los horarios más económicos. Eso ya se ha demostrado que tampoco es tan rentable. Es que la distribución de las horas más caras y más baratas de la electricidad a lo largo del día se ha visto alterada notablemente respecto a 2020. El pasado año había una mayor oscilación de precios. El máximo en la factura con impuestos y peajes incluidos podía ir desde los 100 euros/MWh a las 9 de la noche hasta los 88 de madrugada. Mucha mayor diferencia entre horas.
Ahora es algo diferente. Se parte de valores por encima de los 110. Es decir, la hora más barata es más cara que la más económica del pasado año. Y se puede llegar hasta los 200 euros/MWh. Además, lo que también se aprecia muy bien son los tres tramos de la nueva tarifa de la luz. Mucho más bajo de madrugada en el horario valle. Luego está el nivel intermedio y por último hay otro carísimo. El periodo que hay que tratar de evitar como sea. Tres veces más caro que el pasado año y, por tanto, pude llevar también a una factura del triple. Y ahí comienzan las dudas… Y es que cuando se habla de cuándo va a ser el momento más caro del día, como ha explicado Jorge Morales en El programa del verano de Telecinco, este no siempre coincide con el horario punta.
Las horas prohibidas, las que deberían ser más caras, son de 10 de la mañana a 10 de la noche salvo las de la siesta. Eso de lunes a viernes, fines de semana y festivos serán siempre valle.
La razón es sencilla, uno se refiere a lo que cuesta la luz en el mercado mayorista y el otro a lo que se paga en la factura. El precio final, lo que se paga en el recibo no solo tiene que ver con el coste de la energía en el mercado que está en máximos. Es la suma de algunos componentes más. Dos para ser exactos y resumiendo un poco. También están los impuestos y los costes regulados. Hay segmentos del mercado eléctrico donde no hay competencia posible y por eso sus precios se fijan a través del BOE. El ejemplo más sencillo de entender es el de la distribución eléctrica. La energía se produce a un precio, pero luego hay que llevarla hasta las casas. Solo hay uno para todos y por usarlo, mantenerlo, ampliarlo… se regula lo que cobran las empresas de distribución.
Esos son los peajes y cargos que forman la segunda parte del recibo tras el precio del mercado mayorista. Ese que no para de subir y suele tener muchas fluctuaciones. Solía tenerlas, porque ahora es prácticamente plano. Carísimo las 24 horas. No importa el momento, siempre alto. Solo da un leve respiro cuando empiece a haber viento. De a qué hora sople con más o menos fuerza suele determinar el precio máximo. Sin embargo, lo que es cierto es que ese pico no tiene por qué ser que la hora más cara en la factura. El motivo es que en algunas horas las partes de los costes regulados puede ser tanto o mayor que la del mercado. Eso sí, los peajes tienen ventaja.
La distribución de precios de la luz se ha modificado tanto que el periodo punta ya no tiene por qué coincidir con el más caro. Para averiguarlo hay que hacer la suma de las tres partes que forman la factura.
El coste de los peajes se sabe de antemano mientras que el primero depende del mix energético y va cambiando. No es ningún secreto, hay momentos más caros y más baratos según los tres tramos de los que ya se ha hablado largo y tendido. Pues a todo esto, además, hay que añadirle los impuestos que son proporcionales a los anteriores. Por eso, si uno se fija solo en el mercado mayorista la hora más cara no tiene por qué coincidir ni con la punta ni tampoco con el máximo en el recibo. La clave para averiguarlo es hacer la suma de las tres partes de la factura. No es nada sencillo hacer el cálculo, pero es importante tenerlo en cuenta para controlar el consumo.