La lista es interminable… gasolina (+25%), diésel (+22%), butano (+5%) y la luz que tampoco para de subir. La vuelta a la normalidad se ha hecho notar primero y, sobre todo, en los precios, pero ¿eso quiere decir que sean normales?
La vuelta a la normalidad no es nada barata. Todo lo contrario. Sale bastante cara y, además, se da una curiosa correlación en todo esto. A medida que se relajan las medidas contra el COVID-19, suben los precios. Luz, butano y también los combustibles. Sin ir más lejos, la gasolina se ha incrementado en el último año más del 25%. Hasta 1,34 euros por litro cuando hace menos de 12 meses costaba algo más de 1. Lo mismo con el diésel. 22% de incremento para ponerse en 1,20. Ahora que ya se puede viajar… va y sube el carburante. Sí, al mismo ritmo que las ganas de ir a la playa. 74 euros por llenar el depósito y eso son solo 55 litros. 15 euros más caro que hace 365 días. Claro, entonces tenía el precio mínimo del 2020 por el confinamiento.
Con los combustibles en niveles de 2019 y la electricidad o el butano al alza da la sensación de que las energéticas quieren recuperar todos los beneficios no generados durante la pandemia.
Y ya se sabe… La gasolina siempre sube muy rápido, pero luego baja muy despacio. Vuelve a la normalidad. A los niveles de precio pre pandemia de finales de 2019 y vaya si se nota en los bolsillos. Mucho. Eso sí, tampoco quiere decir que sea lo normal. Quizá sí para el sector, pero no para los consumidores. Algo que se podría evitar si hubiera mayor control con mecanismos de fijación de precios máximos. Tope para que no paren de subir, pero desaparecieron a finales de los 90 al menos para los combustibles. Sin embargo, se mantienen para el del gas natural que llega a todas las casas. Por cierto, también sube el butano. Ya muy cerca de los niveles máximos históricos. Hasta los 14,64 euros la bombona y eso es más complicado como todo lo que tiene que ver con los suministros del hogar: calefacción, cocina, aseo, …
Lo mismo pasa con la luz. Las expectativas tampoco son nada buenas. Tal y como ha explicado Jorge Morales de Labra en Las cosas claras de La1, el mercado mayorista de electricidad también está disparado. Ese sí que ha alcanzado ya su récord histórico en mayo que tradicionalmente es un mes de precios bajos. En valores muy similares a los que se vivieron a principios de mayo con la llegada de Filomena. Además, no parece que vaya a bajar en las próximas semanas o incluso meses. La tendencia es al alza y así lo indican los mercados de futuros. Anticipan mayores subidas aún. Eso sí, esta vez hay algunas diferencias. No se trata de las condiciones meteorológicas que tarde o temprano acaban pasando. Más bien se debe a un problema estructural y eso siempre tiene peor solución salvo que intervengan las autoridades de forma inmediata.
El mercado mayorista de electricidad disparado por los derechos de emisión de CO2 y la nueva tarifa de la luz pueden hacer que el recibo de junio sea un 30% superior al de abril o marzo.
En caso contrario lo que se esperan son importantes subidas próximamente. Fluctuaciones de precios que no solo afectan a las familias sino también a las empresas. Pues a todo esto hay que sumarle que el 1 de junio entra en vigor una reforma tarifaria sin precedentes. Hacía más de 20 años que no se vivía algo así en España y tendrá sus consecuencias. Aumentará el coste de la energía a costa de bajar sustancialmente la parte fija de los recibos. Lo de los tres tramos horarios y las dos potencias contratadas. Pues, todo esto hará que la próxima factura eléctrica, la del mes de junio, llegue a ser hasta un 30% superior que las que ya se han recibido en abril y marzo. Y no eran de las bajas precisamente. Nueva tarifa de la luz con la tarifa de luz variable y mercados mayoristas pueden acabar siendo una mezcla explosiva para los recibos.