Tal es el potencial de las renovables en España que poco debería importar en el futuro el precio de los combustibles. Y no solo de energía fotovoltaica, el auténtico oro verde español. También de viento y agua.
Por fin, julio. Momento de preparar las maletas y empezar las vacaciones para muchos. El resto tendrá que esperar un poco más. No mucho, agosto está a la vuelta de la esquina. Sea como sea, casi todos ya saben que la mayoría de los viajes siempre comienzan en… ¡la gasolinera! Malas noticias, el precio de los combustibles no tienen nada que ver con los del verano pasado. El de los hoteles tampoco, pero eso ya es otra historia. De forma paulatina han ido subiendo y más de uno se ha llevado las manos a la cabeza al llegar al surtidor. La gasolina ya está por encima de los 1,40 euros y el diésel más de lo mismo. Tan solo 20 céntimos menos por litro. Subida del 21% y llenar el depósito ya sale por más de 70. Suma y sigue para los presupuestos vacacionales.
La gasolina encadena ocho subidas consecutivas y se sitúa en niveles no vistos desde 2014. No deja de subir en pleno periodo de vacaciones y ya es un 21% más cara que el pasado año.
Carga añadida. Aumentarán más de lo previsto a causa del incremento de precio de la materia prima. El coste del barril se ha duplicado y parece que no queda más remedio que resignarse a lo que marque el surtidor. Igual que con la luz… Al menos, a corto plazo porque, como ha señalado Jorge Morales de Labra en 120 minutos de Telemadrid, hay soluciones, pero requieren de algo más de tiempo. Sí, como muchos imaginarán la alternativa es el coche eléctrico. Además, lo acaba de confirmar la Comisión Europea. En 2035 ya no se podrán vender ni comprar ningún vehículo nuevo de combustión. Buenas noticias para el medioambiente y para los bolsillos, pero antes aún hay que solucionar lo de la factura de la luz. Debe ser mucho más barata para facilitar la transición energética y el cambio de modelo.
Muchísimo más económica y la electricidad tiene una gran ventaja. Menor dependencia de las fluctuaciones de los mercados mayoristas. Mucho menor que con el petróleo o el gas natural. Es decir, no hay que estar tan pendientes de las decisiones de terceros países para ver si bajan un poco el precio o si deciden aumentar la producción. España es 100% dependiente cuando se habla de combustibles y, además, el mercado español es prácticamente residual. No tiene casi influencia. Tan solo supone una mínima parte del total y es irrelevante. Sin embargo, con la luz pasa todo lo contrario. Produce el 80% de la energía que se consume y podría ser más. Con la cantidad de sol y de viento que hay podría perfectamente exportar energía. Así será dentro de unos años porque en las renovables está el nuevo oro negro: el petróleo español.
Por eso no se entienden ciertas cosas. Sin ir más lejos, que los paneles hayan estado perseguidos en España durante casi una década. Esos son muchos años de retraso respecto a otros países. Ahora vuelve a haber un fuerte ritmo de instalación. Pero de 2011 a 2020 la cosa había estado totalmente parada. De tal manera que ahora es Alemania la que juega con ventaja y eso es muy significativo. No han perdido el tiempo y ya tienen 6 veces más potencia fotovoltaica instalada. Eso sí, la materia prima allí es algo peor. No es que sea el país del sol y playa precisamente. La consecuencia es sencilla: tienen la luz más barata y eso que no tienen el potencial de España. No, por mucho que se intente, no hay quien pueda comprenderlo. Solo un dato para confirmarlo del todo, aunque podría haber muchos más…
Con la radiación solar que incide sobre la superficie de la provincia de Cuenca durante todo el año sería más que suficiente para abastecer de electricidad a todo el mundo.
Y esa es mucha energía. Auténtico oro negro o más bien dorado como el sol, el viento y el agua. Otra diferencia con Alemania. Tampoco tiene grandes reservas hidroeléctricas. No cuentan con desnivel suficiente como para almacenarla en altura y producir electricidad. Todo lo contrario que España que lo tiene todo. ¡Ricos en fuentes renovables y eso es futuro! Sin duda, esa debe ser la tendencia para desplazar a los combustibles. Energía no solo para los electrodomésticos. Además, para los transportes y, por supuesto, la calefacción. Por cierto, el gas también está en máximos históricos. Aún no se nota tanto, pero cuando llegue el frío de octubre y noviembre… ¡hasta los bolsillos van a tiritar! Dentro de poco será eléctrica y renovable. Mucho más sostenible y barata, pero para que eso ocurra hay que cambiar el modelo de mercado para bajar precios. Oro necesario para las familias.