Descuento del 5% en la factura de la luz y acceso a avales para la compra de energía renovable a largo plazo son algunas de las ventajas de las empresas que más consumen, ¿qué es una industria electro intensiva?
El precio de la luz se nota en los recibos de las casas y también en el de las empresas. Algo que a su vez notan las familias cuando van a comprar cualquier producto o contratar algún servicio. Tanto es así que no hay sector que no haya subido los precios como consecuencia del aumento de los costes de la energía. Solo hay que echar un vistazo a los datos del IPC para comprobar que sigue subiendo incluso cuando la electricidad ya está bajando. No hay empresa que escape de los altos precios ni tampoco de incrementarlos. Sencillamente les resulta imposible mantener sus procesos productivos para que sean rentables. No afecta a todas por igual. Curioso, porque, precisamente, las electro intensivas, las que más energía gastan, son las que más ayudas reciben. Sin embargo, no todas pueden ser consideradas como tales ni disfrutar de sus ventajas.
Al recibir subvenciones están tasadas por la Unión Europea. Además, es de regulación exclusiva de la Comisión decidir quiénes pueden optar a recibirlas y quienes no. Se hace así para que todas, con independencia de su país de origen, puedan competir en igualdad de condiciones. De este modo, hay un listado detallado de las actividades que pueden ser consideradas como electro intensivas. Fundamentalmente son las relacionadas con los procesos de transformación y de producción como: elaboración y fabricación de frutas y hortalizas; aceites y otras grasas: de almidones; malta; textiles; confección de prendas de cuero; madera; pastas; refino de petróleo y gases, abonos y compuestos de nitrógeno; aluminio; acero… Hay muchas más, pero ni mucho menos están incluidos todos los sectores industriales. Además, ¡cuidado!
Para que una empresa sea considerada electro intensiva debe cumplir con dos requisitos. Estar en el listado de actividades de la Unión Europea y que por cada euro de valor añadido que generen se consuma al menos 1,5 kWh.
La subvención tampoco es tan importante. No aporta tanto ahorro o ventajas como parece. Ahora mismo puede suponer en torno al 5% del recibo de la luz y facilita el acceso a avales para contratar energía renovable a largo plazo. Tan solo son dos los beneficios, pero es que además no basta con estar en el listado. Hay que cumplir con otro requisito para demostrar que tienen un consumo energético muy relevante en el desarrollo de su actividad. Aquí es donde está la dificultad, se llama ratio respecto al valor añadido bruto. Es decir, cada actividad industrial lo que hace es que aportar valor a sus productos. Por ejemplo, si una empresa fabrica pan y lo vende por un euro, hay que tener en cuenta el coste de los ingredientes. Así, si la harina, el agua y la levadura cuesta 0,20, el valor añadido será de 0,80 por cada barra.
Bien, pues lo que dice la ley es que tienes que consumir 1,5 kWh por cada euro de valor añadido que se aporte. Es decir, que no vale que uno llegue y diga que gasta mucho y que necesita una subvención. No funciona así, primero hay que estar en el listado y luego después hay que cumplir esta ratio. Una vez que se cumplen estas cosas ya es posible solicitar la ayuda, aunque no es tan importante como puede parecer así a simple vista. Evidentemente no todas las empresas lo cumplen, pero en algún momento había que poner un límite. En caso contrario, todo el mundo las solicitaría y cuanto más se bajara el listón más solicitudes habría. Así, si se les da, por ejemplo, a las peluquerías, también lo pedirían los centros de estética, los salones de uñas y cualquier tipo de comercio que tenga algo enchufado.
No puede ser y, por eso, existe este límite y el listado de actividades protegidas de la Unión Europea. Encima, luego puede ser más complicado porque a las industrias electro intensivas se les ponen algunos requisitos más para poder recibir las ayudas. El más habitual es mantener los puestos de trabajo. Por tanto, siempre se tiene que dar esa doble condición y alguna más, pero no siempre ha sido así. En realidad, solo es así desde hace más o menos un par de años cuando se creó el estatuto que lo regula. Por tanto, la única manera es modificarlo ampliando el listado o bajando las ratios para permitir que tengan cabida empresas con menor consumo energético, pero es algo que solo es competencia de la Unión Europea. Más allá de iniciar el debate desde España, o cualquier otro país, poco más se puede hacer.