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La verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz:

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La verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz: del ahorro al mito

¿Realmente el cambio de hora sirve para ahorrar energía? Durante décadas se pensó que sí, pero hoy el impacto en el recibo eléctrico es prácticamente nulo. Entonces, ¿por qué se mantiene? Esta es la verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz.

Cada seis meses siempre se repite la misma escena, aunque cada vez más dispositivos lo hacen de forma automática. Es decir, relojes que se adelantan o se atrasan, debates sobre si dormimos una hora más o menos y la eterna pregunta… ¿de verdad sirve para ahorrar energía? Durante décadas se dijo que sí, que mover las agujas del reloj era una medida eficaz para aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo eléctrico. Sin embargo, ya en el año 2025 ese argumento se ha quedado sin base. No, las cuentas no salen. El cambio de hora fue una medida útil en su momento, pero hoy es más un gesto simbólico que una estrategia energética real.

La verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz - Noticias de la mañana de Antena 3TV (21 de octubre de 2025).

La verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz – Noticias de la mañana de Antena 3TV (21 de octubre de 2025).

De dónde viene el cambio de hora

El origen del cambio horario se remonta a principios del siglo XX, cuando la iluminación suponía una parte muy importante del consumo energético. En aquel momento, adelantar el reloj en primavera permitía aprovechar más horas de luz natural y retrasar el encendido de las lámparas. El ahorro era tangible, especialmente con las antiguas bombillas incandescentes, que consumían siete veces más que las actuales. En aquellos tiempos, el gasto en iluminación podía representar fácilmente más del 10% del total de la factura eléctrica. Por tanto, mover el reloj una hora sí tenía sentido: se reducían las horas de luz artificial y, con ellas, el gasto. Hoy, sin embargo, ese escenario ha cambiado por completo.

La tecnología que desmontó el mito

Con la llegada de la tecnología LED, el ahorro que se consigue por encender una bombilla más o menos al día es prácticamente insignificante. Las lámparas actuales consumen tan poco que, incluso con una hora extra de luz encendida, el impacto en la factura es mínimo. Según explica Jorge Morales de Labra, experto energético y director de Próxima Energía, “el cambio de hora ya no tiene absolutamente ningún sentido desde el punto de vista energético. La diferencia entre encender antes o después la luz es despreciable, porque la iluminación apenas representa hoy un 1% del consumo total”. En resumen… sí, puede que al amanecer antes encendamos menos la luz por la mañana, pero al anochecer antes lo compensamos por la tarde. Por tanto, el balance es prácticamente cero. 

El problema es que el consumo eléctrico del siglo XXI ya no se parece en nada al de hace 50 años. Hoy, la mayor parte del gasto no proviene de la iluminación, sino de la climatización, los electrodomésticos y los dispositivos electrónicos. Por ejemplo, el frigorífico que funciona las 24 horas del día y supone entre un 25 % y un 30 % del consumo de un hogar medio o el aire acondicionado o la calefacción eléctrica que pueden disparar la factura Ninguno de esos aparatos depende de si el reloj marca las 7 o las 8. Su consumo es estructural y constante, con independencia de la hora solar.

Una cuestión más biológica que energética

El cambio horario ya no es un debate energético, sino biológico y de bienestar de las personas. Los seres humanos, como cualquier otro animal, se adaptan naturalmente a las horas de luz. Nuestros biorritmos cambian de forma gradual con las estaciones, sin necesidad de mover las manecillas del reloj. En palabras de Morales de Labra, “los animales realizan un cambio de hora natural y ajustan sus rutinas a la luz del día. En el fondo, nosotros hacemos lo mismo”. Por eso, más que un asunto de ahorro, el cambio horario es hoy una cuestión de adaptación y bienestar, algo que la ciencia y la medicina estudian más que el sector energético.

La verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz:

La verdad sobre el cambio de hora y la factura de la luz – Noticias de la mañana de Antena 3TV (21 de octubre de 2025).

Entonces, ¿ahorramos algo o no?

No, al menos no de forma relevante. El cambio de hora no reduce el consumo eléctrico de los hogares. Lo poco que se podría ahorrar por la mañana se compensa por la noche, y la iluminación ya no tiene peso suficiente en la factura para que se note. Si de verdad se quiere pagar menos por la luz, el ahorro pasa por otras vías: usar electrodomésticos eficientes, evitar el stand by, aprovechar la luz natural y, sobre todo, elegir una tarifa adaptada al consumo real. El reloj puede cambiar, pero la factura no y en eso, el tiempo, por mucho que se adelante o se atrase, ya no marca la diferencia.

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