Además, no es solo entre las diferentes horas del día. También de una jornada para otra, aunque cuando especialmente se nota es de un mes para el siguiente. Siempre distinto y es algo que, sobre todo, tiene que ver con las renovables. En realidad, sucede más o menos lo mismo que con el precio de los combustibles durante las operaciones salida. Sin duda, pasa igual con la electricidad. Cuánta más energía se necesita y consume más cara suele costar. La ley de la oferta y la demanda. Ni más ni menos y en junio y julio se utiliza mucha más luz que en mayo por el empleo masivo de los equipos de aire acondicionado.
La climatización es uno de los factores que más tira del consumo de electricidad fundamentalmente en verano por el aire acondicionado porque para la calefacción en invierno hay otras alternativas como el gas.
Tampoco quiere decir que durante los meses más cálidos y soleados del año necesariamente la producción renovable sea ni mejor ni mayor. De hecho, mucho más determinante, aunque casi se haya olvidado ayer es que esta primavera ha habido temperaturas muy suaves en la mayor parte de la península. Además, ha llovido como hacía tiempo que no se veía y eso también son buenas noticias. Por tanto, ha habido energía hidroeléctrica en los últimos meses. Agua, pero también viento. Los tres elementos naturales con los que se produce la mayor parte de la energía renovable han coincidido en el tiempo. La combinación perfecta que hace que los precios se hundan en el mercado mayorista y que abarate los recibos. Hasta el punto de que en muchos días han llegado a ser de cero euros o incluso negativos.
La mejor prueba de que las renovables (sol, viento y lluvia) hunden el precio de la luz es que el mes de abril ha sido el mes con la electricidad más barata desde que hay registros y eso son ya muchos años. Imbatible.
Ahora, en julio, hay algo menos de viento como es normal durante los meses de verano. El agua ya no cae del cielo. Todo lo contrario, se encuentra almacenada en los pantanos. Al no haber lluvias abundantes o torrenciales que obliguen a abrir las compuertas de los embalses para mantener su seguridad… las compañías eléctricas juegan con ella como si fuera auténtico oro. Es decir, la venden a precio de champán. A efectos del sistema de formación de precios no es lo mismo que se encuentre retenida a que caiga de forma abundante. Pueden decidir cuando les viene mejor liberarla para producir energía y eso normalmente suele ser cuando es más cara. Esa es la situación que tenemos ahora, aunque hay otros muchos factores que pueden encarecerla como puede ser el gas o casi cualquier cosa que suceda al otro lado del mundo.
Por estos motivos, el precio de la luz varía tanto entre las diferentes estaciones del año. Por un lado, porque la demanda es mayor en los meses más calurosos o fríos y, por el otro, por la disponibilidad de los recursos naturales que influyen en la oferta.
