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Está muy extendida la creencia de que los paneles solares funcionan mejor cuanto más caluroso y soleado es el clima. Sin embargo, sucede justo lo contrario. A altas temperaturas pierden eficiencia, pero ¿por qué?
Sol y buen tiempo son dos de las condiciones perfectas para pasar un día en la playa. También para generar electricidad. Si a eso se le añade una ligera brisa todavía mejor. El problema es cuando empiezan a subir las temperaturas. Aumenta la incomodidad, la necesidad de refrescarse se incrementa y comienza la sensación de agotamiento. Exactamente lo mismo que con los paneles solares. Aunque parezca contradictorio no funcionan mejor ni producen más en los días más soleados y, sobre todo, calurosos. Tampoco es cierto que no merezca la pena instalarlos en climas templados o más nubosos. Más bien al contrario. De hecho, su temperatura óptima de funcionamiento se sitúa entre los 20ºC y los 25ºC. Por encima de estos valores, el rendimiento se va reduciendo ligera y paulatinamente. Parece ir en contra de la lógica, pero ¿por qué?
De hecho, según la mayoría de los fabricantes, a 40ºC el rendimiento se sitúa en torno al 80%. Así, el máximo potencial de producción de un panel solar tiene lugar en ambientes más templados, incluso nublados.
Sin entrar en la física cuántica que se esconde debajo de los paneles solares… es algo que tiene que ver con uno de los mecanismos que subyace en la transmisión de la energía fotovoltaica. Además, se puede resumir de una forma muy práctica. ¡Ninguna tecnología es perfecta! Al menos de momento. Ahora mismo con el mejor de los modelos que hay en el mercado, el más eficiente de todos, solo es posible aprovechar en torno al 40% de la energía solar. No llega ni a la mitad. Importante, porque el resto, la que no se puede transformar en electricidad, se disipa. Se pierde en forma de calor aumentando la temperatura y afectando al funcionamiento y, por tanto, al rendimiento. Aproximadamente un 0,7% por cada grado de más respecto al valor normal. Así, si un panel a 20ºC es capaz de proporcionar 100 W a 25ºC se reduciría un 3,5%.
Los paneles solares están pensados para adaptarse a un amplio rango de temperaturas, desde -40ºC hasta +85ºC. Funcionan tanto en zonas frías como en las más cálidas, pero lo que sí puede variar es su eficiencia.
Puede no parecer mucho, pero a efectos prácticos tiene su importancia. Especialmente cuando en pleno mes de agosto en Sevilla los termómetros marcan 42ºC. La producción fotovoltaica cae mucho respecto a regiones más al Norte. La diferencia con Zamora puede ser de 10ºC y eso es un 7% menos de eficiencia. Por este motivo, lo ideal en casos de temperaturas extremadamente altas son los paneles fotovoltaicos refrigerados. Es decir, instalados de tal forma que aprovechen corrientes de aire naturales del mar o de la montaña que contribuyan a rebajarla. De este modo, al estar más fríos aumentan el rendimiento. Sencillo y muy efectivo. También es la razón por la que últimamente se están empezando a poner de forma flotante sobre lagos y embalses. Muy buena idea porque el agua también contribuye a evitar su sobrecalentamiento y a aumentar así la producción.
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