Se nota en los bolsillos y en los beneficios de las empresas, pero quién es el más perjudicado cuando sube o baja la electricidad.

Eso es, ¿a quién afecta más las subidas en el precio de la luz? No es una pregunta trampa, aunque cuestiones las hay de casi todas las formas y de montones de colores. De hecho, pueden ser de mil tipos. No es ninguna exageración. Las hay directas o indirectas. Abiertas, cerradas o mixtas. También están las dicotómicas. Las más sencillas de contestar, con un simple sí o no basta. A partir de ahí la cosa se complica. La mayoría no tienen una única solución y pueden ser de respuesta múltiple, de escala de Likert o las más famosas en los exámenes de inglés, las de los espacios en blanco. Sin embargo, las más difíciles son las que parecen no tener respuesta como las existenciales. Aún hay más, evaluativas, socráticas, de clarificación, conductuales, de razonamiento verbal, numérico o lógico, de opinión, … y, por supuesto, ahora sí, las trampa.
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La gran industria dice que las subidas en el precio de la luz pueden llegar a comerse hasta el 50% de sus beneficios, cuando, en realidad, pagan hasta 10 veces menos por los costes regulados que el usuario doméstico.
Pues la de a quién afectan más las subidas en el precio de la luz es una combinación de varias de las anteriores. Contestarla es de todo menos fácil, porque también depende mucho de a quién se pregunte. Los empresarios dicen que ese incremento se podría llegar a comer hasta el 50% de sus beneficios. Ahora, es cuando llegan las contestaciones interesadas, parciales y subjetivas. Son ya otra historia, porque ni siquiera entran en la clasificación anterior. Por este motivo, para tratar de encontrar la respuesta correcta, ha estado Jorge Morales de Labra en Más vale Tarde de La Sexta. La solución no se ha hecho esperar: las subidas y bajadas en el precio de la luz afectan a todos, pero no a todos por igual. Digan lo que digan. Sin trampa ni cartón, no hay más que hacer una sencilla comprobación para que salte a la vista.

Con solo simular el precio del kWh para un consumidor doméstico o uno industrial se puede ver muy bien. Sí, en todas y cada una de las partes que forman el recibo de la luz, empezando por el mercado mayorista. Pues aquí ya está la primera diferencia. A los hogares le cuesta un poco más la electricidad que consumen. No es mucha la diferencia, pero en los bolsillos se empieza a notar. Eso es solo el principio porque luego están los costes regulados. Ahora ya el reparto es otra cosa. Muy diferente. Mientras que en el precio que pagan las grandes industrias por cada kWh los peajes regulados por el Gobierno representan una parte muy pequeña, para el consumidor domestico pueden suponer tanto o más que los propios costes de mercado. Una barbaridad.
Mientras en España las grandes industrias pagan la luz un 7% más cara que la media de la Unión Europea, los comercios lo hacen un 94% más, casi el doble, y los hogares un 54%.
Ahora sí, con los datos encima de la mesa, es fácil darse cuenta que en esta situación si la luz sube un 40% el consumidor industrial lo va a notar y mucho. El porcentaje de incremento es mucho mayor porque, precisamente, los costes de mercado son la mayor parte de su factura. Si la subida fuera de la parte regulada casi ni se enterarían. Sin embargo, el usuario doméstico, notará la subida. Por supuesto, pero en menor medida o incremento porcentual porque su base ya era mayor. Por si todo esto fuera poco, aún hay más. Existe un tercer tipo de consumidor como los comercios que están en medio de estos dos casos tan opuestos. Ni pagan tantos costes regulados como los hogares ni tan pocos como industria, que en realidad están subvencionados.

Pues a todo esto hay que añadir una complicación más. El reparto de los costes regulados de los que se beneficia la industria es absolutamente arbitrario. No hay ninguna metodología que justifique los motivos por los que hogares pagan 10 veces más por este concepto. Es el Gobierno quien decide directamente cada año cuál es la cantidad que debe pagar cada uno. Aun así, falta un criterio objetivo para determinar el precio para cada uno. Ni más ni menos. Todo para que, como siempre, no terminen pagando justos por pecadores. Esta es una solución y hay otras para hacer que el precio de la luz en España no sea de los más altos de Europa. Pero si con cada subida la industria pretende que se le siga subvencionando la luz a costa de los pequeños usuarios, no es justo. Ahí es donde está la trampa y no en la pregunta.