Autonomía, vida útil, costes, modos y tiempos de carga, … y es que el 99% de las dudas que aún despierta el coche eléctrico tienen que ver, precisamente, con la batería.
¿Cuánto duran las baterías? ¿En caso de accidente hay que cambiarla? ¿Los modos de carga rápida acortan su vida útil?
Y si se habla de coches eléctricos y dudas, en el número 1 de la lista aparece siempre la batería. Buenas noticias, no hay motivo para preocuparse. Garantizadas por el fabricante por 8 años o durante 160.000 kilómetros. Lo que ocurra antes. Eso es solo la garantía porque, en realidad, su vida útil va mucho más allá. Por haber, hay coches eléctricos de más de 10 años que siguen funcionando a las mil maravillas. Aún les queda cuerda para rato. Pieza tan fundamental en su funcionamiento que asusta y mucho que se averíe. Pues como en el resto de componentes de cualquier vehículo en caso de accidente habrá que cambiarla si está dañada. Lo mismo que con las ruedas, los ejes o el motor en los de combustión. No hay más remedio. Absolutamente esencial. Tanto que lo que se mira en las revisiones es básicamente la batería.
Revisiones que por cierto son mucho más económicas y en lo que se fijan es en cómo se han utilizado. Pues bien, esto tiene, precisamente, mucho que ver con la forma en la que se carga. Hacerlo en modo rápido en una electrolinera no es necesariamente malo. Eso sí, mucho mejor si se hace en casa por la noche. Es más cómodo, barato y, además, somete a la batería a una menor tensión. Prolonga su vida como también lo hacen algunos de los siguientes consejos. No hay que dejarlas caer nunca del 20%, salvo emergencias. Ni tampoco cargarlas nunca por encima del 80%. Sí, exactamente igual que con cualquier otro dispositivo electrónico. Hay que dejar atrás ya mismo eso de llegar a casa y dejarlo cargando toda la noche, aunque esté ya al 85%. ¡A tope de power! La obsesión del 100% la llaman y no ayuda para nada.
¿Qué tecnología compensa más para puntuales desplazamientos largos? ¿En caso de no poder comprar un coche eléctrico cuál sería la siguiente opción?
En esto de los desplazamientos también tiene mucho que decir la batería. Los coches eléctricos superan ya ampliamente los 200 y 300 kilómetros de autonomía. Modelos más avanzados pueden alcanzar los 400 o 500. A partir de esas distancias hay que empezar a planificar muy bien los viajes y buscar puntos de recarga intermedios. Es cierto que cada vez hay más, pero aún son bastante pocos. Depende mucho de la carretera y hay algunas en las que es más complicado de lo que parece localizarlos. Algo que va cambiando poco a poco, como en breve lo hará la forma en la que se viaja. Autonomía, distancia y frecuencia de los desplazamientos van a determinar la tecnología del vehículo para realizarlos. Casi tanto como el coste de adquisición del coche eléctrico. Así que lo primero que hay que hacer es echar cuentas.
Con las ayudas y subvenciones del plan MOVES y del clásico RENOVE va a haber sorpresas. Lo mismo el coche que uno no se puede permitir es el de combustión y ni se lo había planteado. Es cierto que el eléctrico es más caro de comprar, luego apenas tiene gastos. Poco mantenimiento y menos aún combustible. Ahorro importantísimo, hasta 10 veces menos que llenar el depósito. Tan solo 7 u 8 euros al mes sin contar seguro ni revisiones que también son más económicas. Calculadora en mano, los números están ahí. Poner en marcha un coche de combustión es mucho más caro. Mucho más de lo que se puede imaginar. Y si aún así las cuentas no salen, siempre hay que intentar ir a la siguiente solución menos contaminante. Híbrido enchufable a ser posible para que la luz con la que se mueve la pongamos en Próxima Energía.
