El pasatiempo favorito de los más pequeños y también de los políticos. La solución suele estar en los detalles. Igual que las diferencias entre el plan de ahorro energético de España y Europa.
“… proponemos un tope a los ingresos de las empresas que producen electricidad. Estas compañías se están haciendo con unos ingresos con los que no habían contado en ningún momento. Con los que nunca habían soñado…”. Ursula von der Leyen.
De todas las propuestas y medidas de ahorro energético se pueden hacer dos lecturas. Siempre la primera es en clave política, la que más revuelo genera, pero la que más importa es la otra. Es decir, el modo en el que afecta a los bolsillos de los consumidores a través de la factura de la luz. También de la del gas o cuando se va a llenar el depósito de combustible. Tal es su peso que en algunas ocasiones la segunda acaba en un segundo plano. No debería ser así, pero al final, normalmente, acaba pasando lo mismo. Tan importante es ponerlas en marcha como anotarse el tanto de haberlas propuesto yjecutarlas primero. La duda suele estar ahí. ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? Así, si se comparan las medidas de España y las de Europa hay varias coincidencias. Sobre todo, en las más importantes.
Impuesto a las grandes empresas energéticas, desacoplar el gas de la factura de la luz, limitar el precio, reducir el consumo… pero aun así hay algunas diferencias. Cuestión de matices, aunque también es cierto que van en la misma dirección, como ha explicado Jorge Morales de Labra en En boca de todos de Cuatro TV. Por ejemplo, en el impuesto a las eléctricas. Hay sutiles detalles que marcan la diferencia. Bastante distintos. En Europa se habla de uno directo tanto a gasistas como a petroleras. Mientras en España, además, se mete en el mismo saco a eléctricas, de las que no ha hablado la Comisión Europea, y a los bancos. Importan y mucho los detalles y más si de lo que se trata es de valorar si un plan es más o menos conveniente. No se trata de jugar a las 7 diferencias, pero hay más…
“… beneficiándose de la guerra y a costa del bolsillo de los consumidores. En definitiva, con esta propuesta, se ingresarán 140.000.000.000 euros para que los Estado miembros amortigüen directamente el golpe de los altos precios de la energía”. Ursula von der Leyen.
El impuesto en el caso de Europa se aplica solo sobre los beneficios. Por el contrario, en España, al menos la propuesta inicial se refiere al total de los ingresos. Sobre si es más conveniente que se aplique sobre un concepto u otro hay un gran debate… Lo mismo pasa con el tema de limitar los precios de la luz. En el fondo la propuesta de la Comisión Europea es muy sencilla. Se centra en las eléctricas, pero antes de ver incluso si ganan más o menos dinero hay que tener en cuenta otro detalle. Siempre marcan la diferencia y es que… Más del 70% de la producción eléctrica de España es renovable y nuclear. Importante porque en estos momentos están cobrando hasta 5 veces más del precio normal. Mucho más de lo que pudieron soñar, tal y como dice Ursula von der Leyen.
Es decir, que si ya ganaban bastante dinero hace un año a 50 euros/MWh ahora que cobran 200 literalmente se están forrando. Por eso, hay que tomar medidas para que no lo paguen los consumidores. Eso no puede ser. No se puede permitir y hay que limitarlo de alguna manera. Por eso, ahora hay acuerdo en poner un límite de 180 euros por MWh. Por cierto, que ya es un precio muy bueno para esas tecnologías de generación (renovables y nucleares). Además, coinciden en otra cosa. Hay que hacerlo antes incluso de que lleguen a la cuenta de resultados para ver si tienen más o menos beneficios. De este modo se evita en todo el continente que sigan cobrando los 400 euros que se han visto en los últimos meses o hoy mismo en Francia. Algo muy parecido a la excepción ibérica en el que España sí lleva la delantera.
