¿En qué hay que fijarse al cambiar de tarifa de la luz?
Parece que nos estamos animando a cambiar de tarifa de la luz y de compañía eléctrica, pero hay algo que sigue siendo la asignatura pendiente: entender la factura. ¿Por qué cuesta tanto? O, mejor dicho, ¿por qué lo ponen tan difícil?
¡Se están batiendo todos los récords de cambios de tarifa de la luz y de compañía eléctrica! Más de dos millones de personas lo han hecho en el segundo semestre de 2024, pero… Más que una decisión voluntaria, parece que están empujando a los consumidores a hacerlo. Las compañías eléctricas han intensificado sus campañas de llamadas comerciales a los usuarios, y seguro que en los últimos meses tú también has recibido alguna. Incluso hasta varias al día. Esta situación ha llegado a ser tan abrumadora que el Gobierno ha propuesto prohibirlas y, más importante aún, las contrataciones telefónicas para evitar abusos y engaños. Lo peor es que muchas de estas situaciones se podrían evitar si se entendiera un poco mejor el recibo.
Entender la factura de la luz en tres pasos
El recibo de la luz se puede entender. Requiere de un poquito de tiempo, pero tampoco es necesario tener grandes conocimientos de ingeniería o matemáticas. A primera vista parece un misterio difícil de desentrañar. Sin embargo, solo requiere un poco de tiempo y atención. También saber que básicamente, la factura se divide en tres partes principales:
- Parte fija: Depende de la potencia contratada. Algo que tiene que ver con la cantidad de electrodomésticos que se pueden conectar a la vez. Por tanto, si se necesita usar varios de forma simultánea, habrá que contratar más y, por lo tanto, el coste será mayor.
- Parte variable: va cambiando en función de consumo y hace referencia a la cantidad de energía que utilizan. Ya no está relacionado con la cantidad de electrodomésticos que se usan a la vez, sino con el tiempo y la frecuencia de utilización.
- Impuestos: Y, por último, están los impuestos que representan un porcentaje sobre los dos apartados anteriores: la potencia y el consumo real de energía.
Tarifas fijas o variables: ¿Cuáles son las diferencias?
Contado así, parece sencillo, ¿verdad? Pero es solo el principio porque el mercado eléctrico básicamente ofrece dos tipos de tarifas: las de precio fijo y las variables. Aquí es donde surge el dilema. El comparador de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) solo muestra tarifas a un año vista y a precio fijo, pero estas, en muchos casos, resultan ser las menos beneficiosas. Entonces, ¿en qué se diferencian ambos tipos y por qué las segundas suelen ser más baratas?
Las tarifas a precio fijo, como su propio nombre indica permiten pagar el mismo precio por cada kWh consumido, sin importar las fluctuaciones en el coste de la energía. Esto puede parecer conveniente para quien busca estabilidad, pero la realidad es que suelen ser más caras. Las compañías incluyen un seguro en ese precio fijo para cubrirse ante posibles subidas, lo que, al final, hace que se termine pagando de más.
¿En qué hay que fijarse al cambiar de tarifa de la luz? – La tarde de COPE (25 de septiembre de 2024).
Por otro lado, las tarifas variables de la luz son un poco más difíciles de entender. Cambian cada hora del día, lo que al principio puede parecer una locura. Poner la lavadora o usar cualquier otro electrodoméstico a la hora más barata puede sonar complicado. Sin embargo, lo cierto es que, en la mayoría de los casos, a largo plazo resultan más económicas. De los últimos 11 años, en 10 han sido más rentables. Tan solo durante la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania mereció la pena optar por una tarifa fija. Exclusivamente en ese momento.
Entonces, ¿es buen momento para cambiar de tarifa?
Por tanto, si se está pensando en cambiar de tarifa de la luz, ahora puede ser un buen momento para optar por una tarifa variable. El precio de la electricidad hoy se sitúa en poco más de 50 euros por kWh y eso es un 51,9% menos que hace un año. A pesar de las llamadas constantes de los comerciales, la clave está en informarse bien, usar los comparadores y no dejarse llevar por las ofertas que suenan demasiado buenas para ser verdad.