Entender la factura de la luz con una tarifa variable
Leer una factura de la luz suele ser tan complicado que al final todo el mundo suele quedarse con solo un dato, el importe a pagar. Si uno quiere entrar en el detalle de todos los conceptos que incluye todo se vuelve más complicado. ¿En qué hay que fijarse en la factura de la luz?
Entender la factura de la luz es algo más sencillo que comprender cómo funciona el mercado eléctrico, pero también tiene su dificultad. Fundamentalmente porque no es igual en todos los casos. Una vez más depende de la factura que se tenga contratada. La buena noticia es que en España básicamente solo las hay de dos tipos: las de precio fijo y las variables, también conocidas a veces como indexadas. Las primeras, como su propio nombre indica son aquellas en las que siempre se paga lo mismo por energía consumida. Por cada vuelta que da el contador el coste es el mismo. Como máximo pueden llegar a tener tres franjas horarias. Sencillo. Es algo que ya más o menos todo el mundo sabe. Está muy asimilado.
Los conceptos de la factura de la luz con una tarifa a precio fijo
Las puntas suelen ser aquellas en las que la electricidad es más cara. Por el contrario, las más baratas son las horas valle que coinciden con las madrugadas y los fines de semana y, por último, hay otras intermedias a las que se llama llanas. ¡Como máximo tres! Este tipo de facturas son las más fáciles de entender. La razón también es fácil. Normalmente solo aparece una línea en el recibo en el que se multiplican los kWh consumidos por el precio que se haya acordado con la comercializadora. Tan sencillo como eso. Las otras, las tarifas de luz variables están directamente indexadas al mercado mayorista y son algo más complejas.
Entender la factura de la luz con una tarifa variable – Canarias radio (10 de septiembre de 2023).
Las claves para entender la factura de la luz con una tarifa variable
Mayor dificultad para entenderlas porque el precio de la luz va a ser diferente dependiendo de la hora en la que se realice el consumo. Eso sí, tienen una ventaja y es que son mucho más transparentes. Uno puede observar en todo momento y a la perfección de dónde viene lo que se está pagando. En el recibo se reflejan dos componentes esenciales. Por un lado, el coste de la energía en el mercado y, por el otro, los costes que están regulados en el BOE. ¡Está claro! Al final para que la luz llegue a las casas no basta con que unas empresas eléctricas negocien esa energía en el mercado… Luego hay que llevarla a través de cables para transportarla y el uso de esos cables al final hay que pagarlos.
Por cierto, el coste de los cables es el que es porque no hay competencia. Solo hay uno, el mismo para todos los consumidores. No tendría sentido que hubiera varios que llegaran hasta todas las casas. Sería un lío enorme y un despilfarro de recursos. Una auténtica locura porque las ciudades estarían plagadas de cables de alta tensión. Peligroso y caro. Por tanto, existe un monopolio y su retribución está regulada. Por eso, ahí sí que interviene el Gobierno para fijar su retribución.
Ejemplo práctico de interpretación de una factura de la luz
Al final en una tarifa variable básicamente los componentes antes de impuestos son esos, aunque hay algunos más… Por un lado, el mercado y, por el otro, los costes regulados en el BOE. Sin embargo, en la tarifa a precio fijo lo que ocurre es que ambos se suman y uno no ve el detalle de ambos como en las indexadas. Por ejemplo, los peajes que es una parte de los costes regulados… 20 euros y luego el precio de la energía es de 30. Así, uno ya sabe que el importe final va a ser de 50. Mientras que, en una fija, por ejemplo, se pueden llegar a pagar hasta 20 céntimos por kWh. De este modo, si se han consumido 200 kW pues paga 40 euros. 200 x0,20. Quizá más fáciles de entender, pero a la larga suelen ser más caras. Además, esa falta de información puede favorecer engaños.