Los altos precios en una de las mayores crisis energéticas obligan a buscar solución al problema del gas en Europa y a la dependencia de Rusia. Por eso, el proyecto MidCat vuelve a sonar con fuerza.
¡Qué levante la mano quien esté dispuesto a pagar 100 euros más al año en la factura del gas por terminar el gaseoducto! Con los precios en máximos históricos está la cosa como para seguir sumando cargos en los recibos. A la conexión de España con Francia apenas le quedan un par de centenares de kilómetros, pero ya ha costado miles de millones. Ahí está la respuesta al motivo por el que se abandonó el proyecto de MidCat hace apenas tres años. La gran autopista española del gas hacia Europa, en realidad, no interesaba a nadie salvo a determinadas compañías gasistas. Negocio redondo para ellas, lo pagan los consumidores para que al final se beneficien una o dos empresas. Tampoco a Francia que con el gas que recibían de Rusia iban ya bien servidos. No lo querían para nada y rechazaron financiar el proyecto.
Al proyecto MidCat que conectaría Argelia con Francia enviando el gas almacenado en España apenas le faltan 200 kilómetros, pero la inversión es alta: más de 400 millones de euros y 10 años para completarlo.
Aunque, deberían ser los más interesados los franceses, siempre han jugado a reducir al máximo las interconexiones. El negocio está en vender energía y no tanto en comprarla. Por este motivo a ninguno de los dos lados de los Pirineos se le veía rentabilidad. Aquí, concretamente, fue la Comisión Nacional de Mercados y Competencia la encargada de analizar los costes del proyecto y tampoco encontró la forma de rentabilizarla. En todo caso lo único que se podría permitir es que alguna empresa explotara el gaseoducto para su propio beneficio. Tampoco era un buen plan, como ha contado Jorge Morales de Labra en Todo es mentira de Cuatro TV.
Tampoco parece el momento de invertir en una tecnología que cada vez se consume menos y que está llamada a su desaparición. Dentro de 10 años la implantación de renovables será mayor reduciendo la dependencia del gas.
Eso sí, ahora la historia ha cambiado un poco. Tras la pandemia y, sobre todo, desde la invasión de Ucrania la cosa es diferente. A los precios desorbitados y ascenso ahora se le ha sumado el temor al desabastecimiento que es grande en muchos países de Europa: Alemania, República Checa, Letonia… Aun así, seguiría sin compensar demasiado el MidCat porque la capacidad es pequeña. Imposible como para sustituir toda la dependencia del gas de Rusia. Solo alcanzaría para el 5% de toda esa energía. El 10% del total si se incluye a los dos gaseoductos que si están ya operativos por Navarra y el País Vasco. Hasta 10 bcm. En ningún caso más de 12 y eso siendo optimistas cuando Europa compra más de 150 bcm a los rusos cada año. Insuficiente, ¡10 veces menos! Y, por eso, el Midcat no es la solución al problema del gas en Europa.